La injusticia de las leyes de competencia europeas con los agricultores y ganaderos

La Unión de Pequeños Agricultores ha hecho hincapié en la situación crítica que vive el sector ganadero español, debido a la escalada de los precios de los piensos, “que está poniendo a muchas explotaciones ganaderas al borde de la desaparición, cuando aún no se han recuperado de la tremenda crisis sufrida en los años 2008 y 2007”.

Lorenzo Ramos ha hecho estas declaraciones durante la firma de un convenio de colaboración con la Asociación General de Consumidores (ASGECO) y ha señalado que los ganaderos “ven cómo semana a semana se encarece uno de sus principales insumos, mientras que sus productos cada vez tienen un valor menor”.

El líder de UPA ha criticado a la Comisión Nacional de la Competencia, que “vigila continuamente para que no podamos organizarnos y negociar de manera colectiva el precio de venta de nuestros productos” lo que nos lleva, según Ramos a un “individualismo atroz”.

Ramos ha achacado el aumento del precio de los piensos, de entre 6 y 8 céntimos por kilo en la segunda parte de 2010, a “una enorme especulación de fondos de inversión y a la disminución de la cosecha de algunos países del Este de Europa”. Además, el secretario general de UPA ha explicado que la mayor parte de los agricultores venden su cosecha en verano y no se han visto beneficiados por la subida posterior de los precios de los piensos.

“Las cotizaciones de las producciones ganaderas se mantienen en niveles históricamente bajos, por el desequilibrio en la capacidad negociadora de los productores dentro de la cadena agroalimentaria”, ha señalado Lorenzo Ramos, lo que en su opinión puede provocar a corto plazo una nueva reducción de la cabaña ganadera española, “ya de por sí muy mermada en los últimos años”.

Lorenzo Ramos ha advertido a los consumidores de que “en las próximas Navidades van a encontrar una oferta de productos amplia, variada y de calidad, pero no se puede asegurar que este suministro está garantizado de por vida, porque cada año vemos cómo la actividad agraria pierde activos y no sabemos cuánto aguantaremos”.

La UNIÓ

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