La lucha biológica en dehesas mejora el equilibrio ecológico

La jornada, organizada con el patrocino de la Fundación Caja Rural del Sur, contó también con la participación del director general de Gestión del Medio Natural, Francisco Javier Madrid; el investigador del Ifapa, Carlos Porras; el gerente del Grupo de Desarrollo Rural Sierra Morena Sevillana, Guillermo Caballero, y el técnico de Asaja-Sevilla, José Manuel Roca.

El debate entorno a la preocupante situación de la dehesa monopolizó el encuentro, la pérdida de biodiversidad y el impacto medioambiental que ciertas afecciones como el decaimiento, conocido también como ‘seca’, está teniendo sobre los ejemplares de quercus de la península es devastador.

En zonas concretas, como la provincia de Huelva, Asaja-Sevilla calculó que el número de árboles afectados por ésta enfermedad supera los 1.500.000 ejemplares, con 216.000 hectáreas afectadas de las 240.000 hectáreas que posee la provincia de Huelva. En otras provincias de Andalucía, como Sevilla, Córdoba o Cádiz, aunque la afección es aún menor, la ‘seca’ avanza a ojos vista, y cada año se ven más árboles y más fincas afectadas. De un modo similar, la enfermedad se está extendiendo por Extremadura, Castilla-León, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid y por las regiones portuguesas del Algarve y el Alentejo.

Tal como expuso el ganadero e investigador Francisco Volante en su intervención la potenciación de la biodiversidad es básica para mejorar el estado de nuestras dehesas, y para ello es fundamental recuperar la densidad de las pequeñas aves insectívoras, de los murciélagos, los reptiles y las arañas, animales que tienen en su dieta a los enemigos de las encinas y los alcornoques.

La experiencia de Volante demuestra que en las tres fincas en las que el desarrolla sus ensayos las principales plagas de las encinas -las orugas defoliadoras, el cerambyx, la cochinilla de la hoja, las rabiceras –hormigas grandes– y toritos, las orugas barrenillo de ramas, los tortricidos y el banalino- están controladas y han dejado de ser una plaga.

Volante ha colocado en estas tres explotaciones nidos cilíndricos, semejando el tronco de un árbol, colocados en contra de los vientos dominantes, para evitar la entrada de avispas que impidan el anidamiento de los pájaros, y con un sistema de protección para evitar la entrada de roedores y hormigas.

Europa Press

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