Todo el mundo está de acuerdo en el rechazo a la Reforma Intermedia o a Medio Camino que pretenden imponer al sector agrario y que se encuentra en estos momentos en pleno debate.
Efectivamente esta Reforma supone un importante trastorno del actual sistema “administrativo” por el que los agricultores y ganaderos perciben sus ayudas al sostenimiento de las rentas, amén de amenazarles, con una más que probable disminución de sus ingresos vía modulación.
Pero ya que nos imponen una reforma desde fuera, ¿por qué no aprovechar e iniciar otra desde dentro, ya que dependería más de nosotros y es bastante más necesaria que la primera?
En primer término propondríamos, desde ASAJA, una severa reforma del procedimiento de interlocución del sector agrario ante la Administración. En la actualidad se fuerza a las Organizaciones Profesionales Agrarias a unas elecciones a Cámaras Agrarias, para medir su representatividad. La paradoja de este sistema es que hay muchas Autonomías que no convocan elecciones, por lo que la representatividad a nivel nacional queda mutilada y en la más absoluta indefinición. Por otra parte, en Aragón, usar las Cámaras Agrarias para las elecciones es darles un protagonismo ficticio y en el ámbito menos apropiado dado que la administración autonómica (DGA) ha vaciado de contenidos y cometidos a esta institución agraria en tiempos prestigiada y llena de utilidad para los agricultores.
Mientras las Cámaras quedan anuladas y expoliado su patrimonio histórico, las Organizaciones Agrarias, nos vemos abocadas a prestar todo tipo de servicios y tareas con recursos mínimos. En las OCAs tratan a los agricultores, salvo meritorias excepciones, desde un plano meramente administrativo, sin la atención y connivencia de quien vive y comprende los problemas como ocurría antaño.
Reformaría la sagacidad de los políticos por la consecución del voto a costa como ocurre tradicionalmente de mensajes demagógicos al sector agrario y promesas eternamente incumplidas. Es fácil , en un simple repaso de nuestra situación, constatar las mismas carencias que datan de antiguo: Ante las reiteradas inclemencias meteorológicas ( sequía, heladas, pedrisco)…, jamás se resuelve con eficacia y prontitud la desesperante situación de los afectados, que por otra parte han perdido toda la confianza en la utilidad de los seguros integrales.
Todo el aparato publicitario orquestado alrededor de las medidas agroambientales que iban a complementar ingresos a los agricultores y ganaderos, al final y la postre han quedado tan restringidas y minimizadas que podemos considerar que es humo lo que se nos vendió. En nuestra región todo programa que requiera una cofinanciación, queda sistemáticamente denegado y desgraciadamente nuestras cosechas y producciones ganaderas son menos competitivas en los mercados, que las de los agricultores de regiones vecinas. El mismo camino llevan las medidas de acompañamiento: Cese anticipado, medioambientales, incorporación de jóvenes, forestación……
La irracional falta de consenso para los grandes temas de Aragón, también debería estar en línea prioritaria de reforma en nuestra región.
En materia de Pacto del Agua, consideramos la falta de acuerdos, sangrante para la sociedad aragonesa y más si cabe para el medio rural que en ocasiones lleva cerca de noventa años (desde 1915), esperando los regadíos.
Mientras, Itoiz en Navarra, a pesar de los sabotajes y dificultades ocasionadas fuera de la ley , inaugura estos días las obras acabadas y su primer llenado, en Aragón tiramos el agua y la desembalsamos para -a no mucho tardar-, suspirar por ella.
Son las permanentes contradicciones que vivimos y sufrimos en el campo, cuyas consecuencias siempre las pagan los mismos. Sólo falta observar sus efectos sobre la demografía en los pueblos, la edad y el relevo generacional en las explotaciones.
¡Esta reforma hay que hacerla!
Asaja Aragón