La población mediterránea abandona su dieta


Durante los últimos 45 años la famosa dieta basada en frutas y verduras frescas “ha decaído y se encuentra en estado moribundo” en su propia área, según un estudio del economista de la FAO Josef Schmidhuber.

La creciente prosperidad de la población en Europa meridional, el norte de África y Oriente Próximo ha producido un rápido deterioro de sus hábitos alimentarios, considerados en el pasado como un modelo para el resto del mundo, según las conclusiones de Schmidhuber. Su informe fue presentado en un seminario organizado recientemente por el California Mediterranean Consortium, formado por siete instituciones académicas de EE.UU y la Unión Europea para el seguimiento de los productos mediterráneos en el mercado mundial.

La población a orillas del Mediterráneo ha utilizado sus mayores ingresos para sumar una gran cantidad de calorías procedentes de carnes y grasas a una dieta que tradicionalmente era pobre en proteínas animales. Los alimentos que consumen ahora son “demasiado grasos, demasiado salados y demasiado dulces”, en palabras de Schmidhuber.

Más calorías
Entre 1962 y 2002, la ingesta diaria de calorías en Europa (en 15 países) se incrementó de 2960 kcal. a 3340 kcal. (cerca del 20%), pero en Grecia, Italia, España, Portugal, Chipre y Malta, que inicialmente eran países más pobres que sus vecinos del norte, el aumento del consumo de calorías fue del 30 por ciento.

“El mayor consumo de calorías y un menor gasto de las mismas han hecho que Grecia sea hoy el país de la Unión Europea con la media más alta de Índice de Masa Corporal, y la tasa más alta de sobrepeso y obesidad, asegura Schmidhuber. “Hoy en día –advierte- tres cuartas partes de los griegos tienen sobrepeso o son obesos”.

Más de la mitad de los italianos, españoles y portugueses sufren igualmente de sobrepeso. Al mismo tiempo se ha producido un notable incremento de calorías y carga glicémica en las dietas de los residentes del norte de África y Oriente Próximo.

Tragones
Ninguno de los países de la UE sigue la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la FAO de que los lípidos no sobrepasen el 30 por ciento del total del aporte energético de la dieta, pero España, Grecia e Italia sobrepasan ampliamente este límite y se han convertido en los mayores “tragones” de grasas en Europa.

El país que ha registrado el mayor aumento ha sido España, donde la grasa constituía tan solo el 25 por ciento de la dieta hace cuatro décadas, y ahora supone el 40 por ciento.

Schmidhuber atribuye estos cambios en los hábitos alimentarios a la mayor renta, pero también a factores como el desarrollo de los supermercados, los cambios en los sistemas de distribución de alimentos, el hecho de que las mujeres trabajadoras tengan menos tiempo para cocinar, y la costumbre de comer con mayor frecuencia fuera de casa, a menudo en establecimientos de comida rápida. Al mismo tiempo las necesidades de calorías han disminuido, la gente realiza menos ejercicio y se ha pasado a un tipo de vida mucho mas sedentario.

Como nota positiva, el informe señala que la población mediterránea consume ahora más frutas y verduras y más aceite de oliva.

Sin embargo, en general no siguen la dieta que sus antepasados idearon y que diversos países de la región quieren ahora que se incluya en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.

FAO

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