”No creemos en lo nuestro. Nos fiamos más del gas que viene de Argelia que de la biomasa que hay en España”. Ignacio Macicior, vicepresidente de la Asociación Nacional de Empresas Forestales (ASEMFO) y gerente de Forestación y Repoblación S. A. fue uno de los ponentes que tradujo a un lenguaje llano y conciso el limbo continuo en el que se encuentra la biomasa en general y la que atañe al aprovechamiento de los residuos forestales en particular.
Poco antes, José Luís Herranz, director general de Medio Natural y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), había hablado de las oportunidades que se presentan con la futura aprobación de la Estrategia para el Uso Energético de la Biomasa Forestal Residual (el borrador definitivo está prácticamente cerrado) y la disponibilidad anual potencial de unos 6,2 millones de toneladas anuales aproximadamente de este tipo de biomasa que se podría usar para su valorización energética.
10 millones de toneladas y 10.000 puestos de trabajo
Ignacio Macicior elevó esa cifra a los 10 millones de toneladas, que “generarían 10.000 puestos de trabajo, mil millones de euros de ahorro en energía que se deja de comprar y cinco millones de toneladas de CO2 al año que se dejan de emitir”. Tanto Ignacio como el resto de ponentes comentaron que hay materia prima disponible, maquinaria y material humano competente y hasta procesos que pueden aumentar la utilización de estos residuos, como la co-combustión.
Pero ni con estas realidades y deseos acaba de arrancar la biomasa. Hasta algo que movía a la esperanza hace solo unos meses (el real decreto 661/2007 sobre primas a la generación de electricidad con biomasa) parece desvanecerse ahora como el humo. Antonio Elías García, jefe de la división de Nuevos Desarrollos de Endesa Generación S.A, habló de los proyectos de co-combustión de esta empresa, pero también de que “las primas pueden resultar rentables para unas materias primas pero no para otras. El resto de renovables han tenido, comparativamente, primas más generosas, si pensamos que cuesta menos obtener viento y sol que salir a buscar la biomasa”.
Algunos ponentes hablaron incluso de replantearse los objetivos para la biomasa del Plan de Energías Renovables 2005-2010. José Luís Herranz adelantó que el porcentaje que se había establecido para destinar biomasa forestal del entorno de 19 centrales térmicas a la co-combustión con carbón, se ha bajado del inicial 30% a un más realista 10%. Sin embargo, Julio Artigas, jefe del Departamento de Biomasa y Residuos del IDAE, recordó que la apuesta debe seguir porque “no es posible que el Plan Forestal de España confirme que sólo aprovechamos el 30% de la biomasa forestal residual, cuando la media en Europa es el 64%”.
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