La Producción Integrada, técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente, se extiende a la totalidad del arrozal de la marisma sevillana, a 35.458 hectáreas, lo que ha permitido importantes mejoras medioambientales en la zona arrocera, territorio vinculado a Doñana. Gracias a un riguroso control establecido por el Reglamento Específico del Cultivo del Arroz se han conseguido cosechas récords en las últimas campañas y una reducción del 60% en la utilización de agroquímicos, lo que aporta a la producción un valor añadido de alta calidad.
Las técnicas de Producción Integrada en el arrozal sevillano han sido pioneras en Europa y en España. El sistema ha sido un modelo seguido por otras Comunidades Autónomas como Aragón o Extremadura, e incluso ha cruzado fronteras exportándose a países como Portugal, después de un curso de formación impartido por la propia Federación de Arroceros de Sevilla a los técnicos lusos. Otros cultivos como el remolachero han tomado como referencia las prácticas agrícolas en Producción Integrada en el cultivo para implantarlo de forma novedosa en la remolacha.
Los inicios de la Producción Integrada en el arroz se remonta a 1998 con la puesta en marcha de 10.000 hectáreas; en 1999 se extendieron a 14.754 hectáreas, cifra que ha permanecido sin incremento hasta la campaña 2003 en las que se han extendido a 35.458 hectáreas, debido a la modificación en la normativa que regula las ayudas a métodos de producción agraria compatibles con la protección del medio ambiente y que ha permitido un incremento de la superficie.
Para Manuel Cano, director-gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla, “el futuro de la agricultura se basa en la estrecha relación entre el arrocero y el técnico de campo”. “La Producción Integrada contribuye al desarrollo de un modelo agrario sostenible donde el técnico y el agricultor son los protagonistas del buen resultado. De su buena labor y credibilidad depende la mayor aceptación en las decisiones por parte del agricultor”, añade.
“ Fruto de esta simbiosis y de la confianza que el agricultor ha depositado en el técnico son las frases como ‘no trataré hasta que no hable con mi técnico’ que demuestran que la figura del técnico ha cuajado en la sociedad agrícola arrocera sevillana y que este camino es el correcto”, añade Cano, sobre todo, cuando se observa los problemas alimentarios recientes como las vacas locas y las dioxinas y teniendo en cuenta que a partir de 2009 entrarán en las fronteras comunitarias productos agrícolas procedentes de los 48 países más pobres del mundo, entre ellos, el arroz, después de los acuerdos comerciales EBA (Everything but Arms) con unos dudosos controles sanitarios.
El número de técnicos ha pasado de 32 a 65, ya que el agricultor acogido a estas prácticas respetuosas con el medio ambiente debe pertenecer a una Agrupación de Producción Integrada (API), que cuenta con un técnico cada 600 hectáreas. El agricultor ha demostrado la confianza en el trabajo que lleva realizando la Federación de Arroceros durante seis años como demuestra que se hayan acogido el cien por cien de los agricultores cuando se ha abierto la posibilidad de expandir estas técnicas a toda la superficie arrocera.
Principales ventajas
Las principales ventajas de la agricultura integrada con respecto a la convencional es un mayor beneficio y respeto al medio ambiente motivado por las rigurosas recomendaciones que el técnico de campo ofrece al agricultor arrocero, que apoya y ayuda a la toma de decisiones. La principal ventaja es una disminución en el empleo de agroquímicos en la Producción Integrada que en la convencional.
Para la Federación, las ventajas económicas son considerables ya que la media de los últimos cinco años en Sevilla es de 60,08 por ciento de superficie menos tratada con agroquímicos para las distintas plagas. A una media de dos litros o kilos de producto por cada plaga a un precio de 3,31 euros por litro o kilo, la Federación de Arroceros ha calculado un ahorro motivado por no emplear aviones, ni señaleros, etc. de más de tres millones de euros al año (unos 500 millones de pesetas) en las aproximadamente 15.000 hectáreas en las que se han empleado la Producción Integrada hasta esta campaña.
Las estadísticas demuestran que a partir del primer año de aplicación de la Producción Integrada se produjo un ahorro importante en los tratamientos empleados en cada plaga, pero fue a partir del segundo año cuando se alcanzaron niveles superiores al 60 por ciento, e incluso del 80 y del 90 por ciento de la superficie no tratada en determinadas plagas.
Por otra parte, la Federación de Arroceros de Sevilla ha puesto a disposición de los técnicos de Producción Integrada su propio laboratorio de diagnosis de enfermedades habiendo realizado en sólo dos meses de cultivo, 85 análisis de enfermedades no diagnosticadas en campo por el propio técnico. ”El agricultor aumenta la eficacia en la resolución de los problemas del cultivo, ya que en un espacio corto de tiempo el especialista del laboratorio descubre el causante de los posibles daños en el arroz”, concluye Cano.
PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE LA PRODUCCIÓN INTEGRADA Y LA CONVENCIONAL
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA INTEGRADA
– El agricultor acogido a la producción integrada debe pertenecer obligatoriamente a una API (Agrupación de Producción Integrada), que cuenta con un técnica cada 600 hectáreas.
– Debe realizarse un análisis de suelo para recomendar el abonado y que las tierras posean unos parámetros definidos en el Reglamento Específico.
– Los técnicos deben llevar un cuaderno de campo donde se registra el seguimiento de tratamientos aplicados, abonos, etc.
– La dosis de abonos nitrogenado está regulada en un máximo de 145 unidades de nitrógeno por hectárea para las variedades tipo índica y de 126 unidades de nitrógeno por hectárea par las de tipo japónica.
– Debe emplearse, además, semillas certificadas, pasar la nivelación láser al menos una vez cada tres años y realizar análisis de residuos de la cosecha que se entrega a la industria que debe estar exenta de agroquímicos.
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA CONVENCIONAL
– No está obligada a llevar un seguimiento técnico.
– No está obligada a usar semillas certificadas, ni empleo de rayo láser.
– No está obligada a realizar análisis de suelo para conocer las cantidades de nitrógeno, ya que se pueden realizar de forma indiscriminada.
– No está obligada a llevar control sobre la calidad del agua en cuanto a la cantidad de sales.
– Puede realizar los tratamientos químicos que le permita la legislación vigente excepto en el entorno de Doñana que se encuentra restringida.
– No está obligada a realizar análisis de residuos de la cosecha y no está sujeto a inspección de calidad alguna.
Ceres