Remitido por Asaja-Extremadura:
La mayoría pensábamos que, en realidad, la Comisión había sido sorprendida por la iniciativa norteamericana, que incrementa su presupuesto agrario en un 70% y se rearma de cara a una liberalización de los intercambios con apoyos internos muy fuertes para sus agricultores. De hecho, la Comisión ha justificado el retraso en la espera de un estudio sobre el impacto de la nueva Farm Bill en los mercados internacionales y sus consecuencias en la agricultura europea.
A medida que nos acercamos a esta fecha irán apareciendo rumores, “no papers”, muchos de ellos intencionadamente para conocer la reacción de la opinión pública y del sector a estos “globos sondas”.
El primero, con muchos visos de realidad teniendo en cuenta que las informaciones recibidas han sido contrastadas por ASAJA tanto en la DG agri, como en el propio Gabinete Fischler, parece ser fruto de una conversación con el canciller alemán Schoroeder. Es muy probable que un primer documento esté circulando en las cocinas de la Comisión y en breve sea presentado al Grupo Interservicios.
En este documento se hablaría de un tope máximo de percepción de ayudas (300.000 €, más o menos 50 millones de pesetas). Esta medida está copiada el tope establecido en la Farm Bill, que habla de 360.000 &, si bien establece muchas excepciones.
La modulación sería obligatoria para todos los Estados Miembros se aplicaría a partir de los 5.000 € (830.000 Ptas.). Esta sería lineal de un tres % anual hasta alcanzar el 20% en un periodo de 6-7 años.
En principio será la Comisión quien recaude los fondos obtenidos por la modulación de ayudas, que repartirá los mismos entre los Estados Miembros atendiendo a determinados principios (¿cohesión?). Se apunta a una reducción de los niveles de cofinanciación nacional en los programas de Desarrollo Rural en vigor.
Con el objetivo de alcanzar mayores niveles de “desacoplamiento”, se habla de una posible generalización del régimen simplificado para los pequeños productores (1.250 € anuales) aprobado hace un año. Este sistema se basaría en la media de las ayudas percibidas en los tres últimos años. (Sin embargo, no parece que incluya una revisión de los rendimientos medios reconocidos para acercarlos más a la media comunitaria).
Por otra parte, Fischler parece que quiere condicionar los pagos a las buenas practicas agrícolas (econcondicionalidad), al bienestar animal y a la seguridad alimentaria.
Por último, y en cuanto a cereales se refiere, podría darse una rebaja de precios de intervención. Como consecuencia de la Farm Bill y los apoyos internos que van a recibir sus agricultores, es más que previsible que los precios mundiales caigan sensiblemente, lo que supondría unos mayores gastos de intervención y restituciones para los productos europeos.
En cuanto al trigo duro se podría proponer una reducción (¿supresión?) del pago suplementario, y habría modificaciones en el precio de intervención del centeno (que podría llegar a la eliminación).
En el sector del vacuno de carne, se habla de una simplificación del régimen a través de una ayuda única por Hectárea forrajera.
Desde Asaja advertimos al Presidente de la Junta que tuviera mucha prudencia a la hora de lanzar el debate de la modulación caraqueado por la Organización Agraria de U.G.T., la U.P.A., pueden conseguir que al campo extremeño, de los más de 90.000 mil millones en 6 ó 7 años nos quiten el 20% y Bruselas o se queda para los fondos de cohesión (de los PECOS) y para repartirlo en Medidas de Desarrollo Rural entre los países ricos.
Junta de Extremadura