La reforma de la PAC vista desde el sector ganadero y de fabricación de piensos

Nota de Prensa
¿Responde la propuesta de revisión a medio plazo de la PAC a los principales objetivos de la Comisión Europea?

La Asociación Española de Productores de Huevos (ASEPRHU), la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR), la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC), la Organización Interprofesional de la Avicultura de Carne de Pollo (PROPOLLO), la Asociación Nacional de Comerciantes de Ganado Porcino (ANCOPORC) y la Asociación Española de Criadores de Vacuno de Carne (ASOVAC), principales representantes de sus respectivos sectores en España, hacen pública su valoración del documento presentado por la Comisión Europea sobre la Revisión a medio plazo de la PAC.

Los sectores citados han estado en el punto de mira del consumidor y los políticos durante los últimos años, debido a que las crisis alimentarias más graves vividas recientemente se han relacionado con la ganadería intensiva y su alimentación. La propuesta de reforma de la PAC tiene mucho de reacción ante las preocupaciones del consumidor por la seguridad alimentaria y el bienestar y la sanidad animal, que han marcado la política comunitaria reciente.

El Comisario Fischler, en su presentación del documento de revisión intermedia de la PAC ha asegurado que “en el futuro no se pagará a los agricultores por un exceso de producción, sino por responder a lo que el público desea: salubridad de los alimentos, bienestar animal y buen estado del medio ambiente”. A continuación se revisan las partes del documento en donde se tratan las políticas a seguir en estas materias.

– El apartado 1 del documento habla del interés del consumidor por el medio ambiente y el bienestar animal, sin detallar acciones concretas. En relación al bienestar, indica que deberán adoptarse medidas en el futuro para acometer los objetivos previstos, remunerando adecuadamente las buenas prácticas ganaderas.

– El apartado 2 describe medidas concretas para potenciar estos objetivos:

a. La Comisión propone una única ayuda desacoplada por explotación, basada en pagos históricos, que abarcaría “a todos los sectores posibles”. Dicha ayuda sustituiría a las ya existentes, y estaría condicionada a la aplicación de parámetros medioambientales, de bienestar animal y seguridad alimentaria.

b. Por otro lado, en el capítulo de desarrollo rural, se abren vías de ayudas novedosas, a incluir en el Reglamento sobre esta materia:

1. Cumplimiento de normas: ayuda a los agricultores a adaptarse a los nuevos estándares de la legislación comunitaria en cuestiones medioambientales, de seguridad alimentaria, bienestar animal y seguridad laboral, como parte de los códigos de buenas prácticas o “requisitos mínimos”, así como la aplicación de auditorías en las explotaciones. La ayuda consistiría en un pago compensatorio que decrecerá anualmente, durante un período máximo de cinco años y por importe de hasta 200 € por hectárea en el primer año, más una ayuda fija para los gastos de auditoría en las materias anteriores para analizar y mejorar la situación de la explotación.

2. Capítulo agroambiental: la Comisión propone pagos por acciones en bienestar animal que vayan más allá de las normas mínimas establecidas.

Esto es todo lo que el documento presentado por la Comisión cita sobre las ayudas en apoyo de los “grandes objetivos” de la reforma de la PAC. ¿Apoyará esta propuesta la ejecución de las normas obligatorias impuestas en materia de seguridad alimentaria, medio ambiente y bienestar animal?

Las ayudas “desacopladas” no suponen en ningún modo presupuestos adicionales que ayuden a la implantación de las normas sobre seguridad alimentaria, bienestar o medio ambiente, sino que su cumplimiento condiciona el pago de las mismas en los sectores que ya las percibían. La ganadería sin tierra, ajena hasta ahora a las ayudas comunitarias, lo seguirá siendo.

Las únicas ayudas que se crean son las del “segundo pilar”, como nuevas “medidas de acompañamiento”, previstas para:

– “Cumplimiento de normas”: las ayudas previstas no compensarán la pérdida de competitividad que los estándares de bienestar, seguridad y medio ambiente supondrán para la ganadería comunitaria, especialmente en el caso de la ganadería sin tierra, más moderna, segura y competitiva.

– “Fomento a los métodos de producción que superen las normas mínimas establecidas por la Comisión en materia de bienestar animal”: excluye a la práctica totalidad de las explotaciones, ya que la Comisión apuesta decididamente por el apoyo a las ganaderías de montaña, extensivas o tradicionales, que apenas contribuyen a cubrir la demanda alimenticia de los ciudadanos comunitarios, y difícilmente lo harán en el futuro.

Es de destacar el interés de la Comisión por promover la calidad alimentaria. Las medidas de acompañamiento prevén ayudas a producciones de calidad reguladas a nivel nacional o comunitario, entre ellas a la agricultura ecológica. Se propone asimismo que para el período 2005-2006 sea obligatoria la incorporación del capítulo sobre calidad en los programas de desarrollo rural de los Estados miembros, como lo es hoy el capítulo agroambiental.

Como contraste, el apoyo a la seguridad alimentaria queda difuminado en la propuesta dentro de las medidas de acompañamiento destinadas al cumplimiento de normas medioambientales, de seguridad alimentaria, de sanidad y bienestar animal y salud de los trabajadores.

En una coyuntura de restricciones presupuestarias como la que presenta la Comisión no parece coherente el amplio apoyo previsto a la calidad alimentaria mientras no se destinan apenas recursos para las políticas de implantación de normas obligatorias en materia de seguridad alimentaria, bienestar animal, medio ambiente y salud laboral.

Si bien la consecución de elevados estándares de seguridad alimentaria debe ser una parte esencial de la nueva PAC, el apoyo a producciones de calidad debería dejarse a la iniciativa de ciudadanos responsables e informados que deciden por sí mismos en el mercado qué productos quieren y a qué precios en función de sus exigencias de calidad. La seguridad alimentaria es obligatoria y debe ser debidamente fomentada por las políticas comunitarias. La calidad es un valor comercial añadido, fruto del encuentro en el mercado de los intereses de productores y consumidores.

Lamentamos constatar que las regulaciones sobre las producciones ganaderas comunitarias hacen inviable su competitividad en los mercados internacionales, a los que se destina una parte importante de nuestra producción. Sin embargo, el mercado comunitario está y continuará abierto, si nada lo remedia, a la entrada de los productos de países terceros con estándares muy inferiores en cuanto a normas de producción, lo que dejará indefenso al consumidor europeo que pide unos mínimos de “seguridad comunitaria” en lo que compra.

Tal como la propia Comisión reconoce en su Comunicación al Consejo, “Los instrumentos disponibles para mejorar la seguridad y la calidad en el marco de la política agrícola común siguen siendo limitados. Los incentivos y señales que se envíen a los agricultores deben corresponder a los objetivos de seguridad y calidad, así como a las exigencias en materia de protección del medio ambiente y de la salud y el bienestar de los animales. Existe un amplio consenso sobre la idea de que la política agrícola podría hacer aún más por alcanzar esos objetivos”.

Por tanto, esta propuesta de reforma de la PAC no es la vía adecuada para responder a las demandas de los consumidores, principal objetivo de la Comisión. Tampoco mejorará la competitividad de las producciones comunitarias, objetivo fundamental de la PAC, remarcado en los acuerdos alcanzados en las reuniones comunitarias de Berlín y Gotemburgo.

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