La representación de los cazadores propuesta por la UNAC

La UNAC entró de lleno en la búsqueda de soluciones para este problema, dedicándole en su Propuesta de Ley del Patrimonio Cinegético un Título completo, en el que planteó a los cazadores y al propio Ministerio como debería ser este órgano de representación estatal. Su propuesta desarrollaba en detalle por quien podría estar integrado y como se podría organizar su funcionamiento interno, dando cabida a todos los cazadores sin exclusión, así como la manera en que la propia Administración Estatal tendría su sitio en dicho órgano; dándole la importancia y el peso necesario para que todas las partes estuvieran implicadas plenamente, con el único objetivo de conservar y mejorar nuestro Patrimonio Cinegético. Este Título de la Ley se debería desarrollar a posteriori con su correspondiente reglamento.

Después de haber transcurrido un tiempo desde que la UNAC formulara su propuesta, y de escuchar a muchos cazadores, que incluso sin pertenecer a sus asociaciones autonómicas se tomaron la molestia de opinar sobre el borrador de Ley del Patrimonio Cinegético, las sensaciones recibidas fueron las de haber encontrado una fórmula mejorable, sin duda alguna, pero muy adecuada al sentir de todos los cazadores españoles. Nuestro agradecimiento reiterado a todos los que colaboraron y siguen colaborando aún hoy, con sus aportaciones.

Sin embargo, esas sensaciones pronto se tornaron en desconcierto, cuando por parte de otros colectivos del sector cinegético se formularon propuestas para organizar la representación de los que tienen algo que ver con la Caza en España, de una forma radicalmente distinta a la que había propuesto la UNAC.

Quizás, la juventud de esta Unión de Asociaciones autonómicas, con apenas tres años de vida recién cumplidos, la llevó a cometer un error imperdonable en sus planteamientos; error que otros colectivos, con más de cuarenta años de existencia en algunos casos, sin duda alguna, no han cometido; o por lo menos es lo que parece desprenderse de la lectura de sus detalladas propuestas.

El mayor error que han cometido los cazadores de la UNAC, es que cuando han hecho sus propuesta han pensado en todos los cazadores españoles y no solo en ellos mismos; es decir, que no se les ha ocurrido pedirle al Estado «que les monte un chiringuito cinegético a su medida» que les asegure un plácido futuro en el que puedan cobrar unos estupendos sueldos desde una poltrona, y en la que puedan estar sentados casi de por vida, en nombre, eso sí, de todos los cazadores españoles, faltaría más.

Sin duda alguna, la UNAC también debería haber propuesto al Ministerio, por su propio interés y no el de todos los cazadores españoles, una estructura organizativa vertical y, por supuesto, de acceso restringido solo para los cazadores que entienden la caza como algo que no es un deporte, y excluyendo de la misma a los deportistas federados, tal y como otros han hecho, pero al revés. Discriminación se llama en España a esta forma de hacer las cosas.

Quizás también debería haber planteado la UNAC una estructura donde los sillones de los que representen a los cazadores casi tengan, y por Decreto Ministerial, sus nombres y apellidos gravados a fuego, unos honorarios generosamente retribuidos, unos curritos a su cargo, una feria cada pocos años para poder juntarse con todos los amigos y un sistema de financiación pagado en una buena parte de los bolsillos de los cazadores; algo así como un impuesto revolucionario, cobrando un recargo sobre sus licencias y las tasa de sus cotos, tal y como otros si que han propuesto.

La UNAC no va a cambiar sus planteamientos, porque en este caso, lo que otros han planteado es «más de lo mismo», es decir, una completa oscuridad al final del túnel. La UNAC ha venido realizando hasta la fecha propuestas viables y que benefician a todos los cazadores, y ha tenido que soportar como otros colectivos se han apropiado de ellas sin reconocer su trabajo, llegando incluso a proponer alternativas que solo han servido para que la Administración aumente su recelo a buscar soluciones. Sirva como ejemplo de lo dicho la propuesta de Licencia Única de Caza, que en vez de apoyarla y respaldarla tal como está, han tenido que tergiversarla y convertirla en un «carné de cazador» de difícil aceptación por las Comunidades Autónomas.

UNAC

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