La presencia de residuos en alimentos de origen animal está legislada, tanto la cantidad máxima de ciertos medicamentos, como las sustancias que no pueden estar presentes. Con lo cual el superar esos límites constituye un delito contra la salud.
«Los antibióticos se emplean tanto para tratar animales enfermos como en animales sanos como promotores del crecimiento. Esta presencia se proyecta hacia el ser humano ya que una ingesta continua y en elevadas dosis de estos residuos en alimentos puede generar resistencias bacterianas, alergias o reacciones adversas», asegura la investigadora.
«Por otro lado -prosigue- hay un problema industrial porque la presencia de antibióticos puede alterar el proceso de fermentación en la producción de derivados lácteos, como el yogur o el queso, o encubrir la presencia de patógenos en una alimento contaminado”. En este sentido, es de destacar la expresión de interés en los resultados de una de las empresas más importantes en el sector agroalimentario, Puleva Biotech».
Innova Press