La Agencia para el Aceite de Oliva en España ha informado que los precios en origen del aceite de oliva han descendido en las últimas semanas un 29% en el caso del aceite virgen extra y un 27% en el caso del refinado con respecto al mismo periodo del año anterior. Así, el precio en origen del aceite virgen extra pasa de 2,61 euros por kilogramo en marzo de 2008 a 1,86 euros que registra en la actualidad. Según un estudio elaborado por LA UNIÓ los costes de producción se sitúan en alrededor de 3 euros por kilo. No se debe olvidar que los precios que los agricultores pagan por los insumos de producción (fertilizantes, energía eléctrica, combustible, etc.,) se han incrementado en algunos casos hasta el 50 por ciento. A ello hay que añadirle además los costes de transformación en almazara que pueden oscilar entre 0,30 y 0,40 euros/kg.
Estos precios bajos se unen al descenso de la cosecha prevista en las zonas productoras de la Comunitat Valenciana, estimada en alrededor de 22.000 toneladas (9.350 toneladas en Castellón, 6.600 en Alicante y 6.050 en Valencia9, lo que representa un 20 por ciento menos que en la pasada aunque se sitúa en la media de las últimas campañas. Se detecta no obstante un rendimiento inferior en los árboles y por tanto menor cantidad de aceite.
LA UNIÓ reclama un precio justo y digno para los productores que contemple el importante alza de los costes de producción y que los beneficios y el valor añadido del negocio se repartan entre todos los estamentos del sector oleícola. El desequilibrio del mercado podría ser la causa de esta situación porque hay unas 1.700 almazaras en toda España ofreciendo producto y únicamente 10 compradores. La demanda está así muy concentrada en manos de unos pocos y la oferta demasiado atomizada. Valga el ejemplo de que un solo grupo controla el 22% del aceite mundial y que en España cinco empresas concentran el 60 por ciento de las compras.
Ramón Mampel, responsable del sector del aceite de LA UNIÓ, señala que «la gran caída del precio del aceite de oliva lo hace situarse ya claramente por debajo del umbral de la rentabilidad y es un aspecto que no se puede mantener por mucho tiempo para mantener el cultivo en nuestra comunidad»
Mampel señala que «el cultivo del olivar representa en algunas de nuestras comarcas una importante función económica y social. Se trata de un cultivo milenario, que es parte esencial de nuestra economía, de nuestros pueblos y que contribuye a mantener un paisaje y el cuidado del medio ambiente que se vería destrozado si desaparecen de los mismos producciones como las de los olivos».
LA UNIÓ