LA UNIÓ ha elaborado una serie de propuestas agrarias de cara a las elecciones europeas del próximo 7 de junio que irá presentando a todos los partidos políticos que se presentan a las mismas.
El documento, denominado «LA UNIÓ ante Europa», se basa en seis grandes focos de actuación como son la preferencia comunitaria, la soberanía alimentaria y las importaciones, la revisión médica de la Política Agrícola Comunitaria (PAC), la condicionalidad, los márgenes comerciales y la inestabilidad de las rentas agrarias
La desaparición real de la preferencia comunitaria ha traído como consecuencia la desaparición de las barreras comerciales para los productos de países terceros que han encontrado unos mercados muy interesantes en la Unión Europea, lo que ha provocado un pérdida de capacidad competitiva y a la vez la amenaza de entrada de plagas y enfermedades para los agricultores valencianos. En el documento de LA UNIÓ se habla del endurecimiento de la normativa europea para el sector agrario (condicionalidad, límite máximo de residuos, supresión de materias activas de productos fitosanitarios, etc.,), en contraposición con la ligereza con la que se acometen los acuerdos con países terceros. Ante esta situación, la política agrícola europea no posee instrumentos de regulación de mercados ni establece ningún tipo de compensación sin darse cuenta de la importancia que supone mantener la actividad agraria por sus beneficios económicos, sociales y medioambientales.
Otro de los puntos que destaca el informe de «LA UNIÓ ante Europa» es el de las ayudas procedentes de la PAC y su injusta distribución. Los datos son bastante clarificadores y el 20 por ciento de los productores europeos recibe el 80% de los apoyos y en el Estado español sólo un 5 por ciento de los perceptores de ayudas directas se embolsan más del 56 por ciento de las mismas.
No se debe olvidar tampoco el elevado grado de concentración existente en la comercialización y distribución de los productos agrarios en el contexto de la Unión Europea. Las grandes cadenas de distribución se han hecho con el control de los mercados, pasando el grado de concentración de la oferta de un 21% en 1993 hasta el 70% de la actualidad. Los datos indican que las grandes superficies de distribución abusan de su poder adquisitivo para forzar a la baja, incluso hasta niveles insostenibles, los precios de los proveedores para imponerles condiciones injustas. De este modo los grandes detallistas europeos se convierten en «controladores del acceso de los agricultores y ganaderos hacia los consumidores.
Al mismo tiempo, los precios pagados por el consumidor final europeo son entre una y cinco veces superiores a los precios en origen en el campo. Hace cincuenta años los agricultores europeos percibían aproximadamente el 50% del precio detallista, pero desde esta fecha hasta ahora la proporción ha disminuido progresivamente hasta niveles muy inferiores que en el caso de España no pasan del 20% del precio final.
Josep Botella, Secretario General de LA UNIÓ, señala que «la agricultura debe estar presente en el eje de los debates que se lleven a cabo ante estos comicios europeos y por ello vamos a reclamar a los candidatos valencianos que tengan en cuenta lo mucho que nos jugamos con las decisiones que se toman en Bruselas».
LA UNIÓ
La idea me parece necesaria dado el abandono que el campo sufre de los medios de comunicación y especialmente de los políticos de este país.Hace falta el texto con las propuestas.