Otro aspecto que le confiere la denominación de tecnología sostenible a este novedoso diseño responde a que cada módulo, similar a un ladrillo, está compuesto fundamentalmente por plástico reciclado y reciclable. Éstos poseen unas dimensiones estándares de 60 por 40 centímetros, que se organizan en unidades mayores (de 5 metros de ancho por 2,5 metros de altura) que se repetirán hasta obtener la pared deseada.
“Se trata de una pared autónoma y sostenible medioambientalmente. Además de la particularidad de los materiales de construcción, cuenta con el empleo de energía fotovoltaica para su funcionamiento y la depuración del agua sobrante”, asegura Miguel Urrestarazu Gavilán.
Tanto la bomba utilizada en el sistema de fertirrigación como el sistema de desinfección de las aguas son alimentados por placas solares externas que permiten su independencia energética. “La aplicación fotovoltaica, lejos de limitar su uso, amplia su aplicación a zonas donde no hay suministro eléctrico. Además, mediante esta opción, la cubiertas vegetales actuarán como verdaderos sumidero de dióxido de carbono”, explica Urrestarazu.
Otra particularidad a señalar, de esta patente, es que permite el cultivo de cualquier planta ornamental, incluso la creación de mosaicos vegetales. Y es que, al adecuar los suministros a las necesidades propias de cada especie se alcanza un nivel de independencia inigualable hasta hoy. Por ejemplo, podrán cultivarse helechos junto a plantas aromáticas, tales como el tomillo o el romero, cuyas necesidades hídricas difieren gravemente.
Innova Press