El sector agrario está comprobando estos días, con toda crudeza, los efectos de las medidas fiscales del Gobierno, ya que, al enviar a Hacienda la declaración del IRPF, están constatando una subida de impuestos que no es proporcional a los beneficios agroganaderos. Si bien en algunos subsectores ganaderos se ha producido una reducción de los módulos debida a la caída de los precios –que el sector ha valorado positivamente pero que no ha sido suficiente ni abarca a todos los productores–, en el sector agrario las medidas han sido todas ellas perjudiciales.
Lo que más está castigando las economías agrarias es la supresión de la desgravación de las compras de fertilizantes y gasóleo, justo el año en el que más caros se han pagado estos insumos. El sector viene reclamando de forma incesante, por otra parte, un incremento del IVA en el régimen especial agrario, en la venta de los productos, que no acaba de producirse, punto que es especialmente sangrante en las producciones ganaderas. Agricultores y ganaderos están sufriendo también, como el resto de ciudadanos, la mayor carga impositiva al suprimirse la desgravación con carácter general de 400 euros por declarante, o la modificación de los diferentes tramos que se aplican.
ASAJA, en su red de oficinas en Castilla y León, está tramitando estos días las declaraciones del IRPF de centenares de socios que confían en este servicio que se presta desde los servicios técnicos de la organización. El lunes 27 es el último día para presentar las declaraciones positivas en las que se domicilie el pago en las entidades bancarias, mientras que en resto de los casos el plazo está abierto hasta finales de mes. La mayoría de los agricultores y ganaderos tributan por módulos y a efectos del IVA están encuadrados en el Régimen Especial de IVA, situación que es distinta en el caso de los profesionales que tienen constituidas cooperativas o sociedades mercantiles, figuras jurídicas que están en claro aumento.
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