Las cataratas submarinas explican las desapariciones temporales de gamba roja en el Mediterráneo

La investigación, cuyas conclusiones publica en su último número la revista PLoS ONE, describe un mecanismo de interacción entre ecosistemas marinos que podría tener impacto en las pesquerías a escala mundial.

Los resultados del trabajo posibilitan el desarrollo, en coordinación con los agentes implicados, de un modelo para conseguir una explotación sostenible de los caladeros de gamba roja y mitigar la sobreexplotación que sufren ésta y otras especies que habitan en el fondo marino.

El estudio, coordinado por los investigadores Joan B. Company y Pere Puig, del Instituto de Ciencias de Mar (CSIC), en Barcelona, ha demostrado que las cataratas submarinas controlan los procesos biológicos de recursos vivos de las grandes profundidades de los océanos. “Se trata de un proceso desconocido hasta el momento y que destierra la idea de que los fondos y la superficie son dos ecosistemas marinos independientes”, explica Company.

Gracias a los datos del trabajo, señala el investigador, se podría determinar cuándo desaparecen las comunidades de gambas y cuándo vuelven. “Con esta información, es posible diseñar programas de aviso a los pescadores ante las desapariciones inesperadas de capturas, además de mitigar la sobreexplotación pesquera de la especie”, añade.
Los autores analizaron el impacto de la formación de cataratas submarinas en el Mediterráneo noroccidental desde la década de los 70 hasta la actualidad. “Comprobamos que las altas corrientes asociadas a estas cataratas desplazan a las poblaciones de gamba roja de los caladeros de pesca habituales hacia aguas profundas, probablemente más allá de los 1000 metros”, aclara Pere Puig.

De esta manera, se explican las desapariciones recurrentes de esta especie (cada 6-11 años), un fenómeno periódico cuyas causas hasta ahora se desconocían.

Como afirma Company, la desaparición de la gamba de los caladeros tiene, en un primero momento, repercusiones económicas negativas en el sector pesquero del Mediterráneo ya que las bajas capturas pueden prolongarse hasta cerca de dos años después y porque la gamba roja supone entre el 30% y el 50% de los beneficios de las cofradías que capturan esta especie.

Sin embargo, la acción de las cataratas submarinas favorece, en realidad, los procesos de reproducción de la especie puesto que se fertilizan sus fondos de cría, fenómeno que propicia el crecimiento y recuperación de la población en los años siguientes: “La gamba roja, al igual que otros animales que habitan en el fondo marino, son más sensibles a la sobreexplotación pesquera. Entre otras razones, este fenómeno se debe a que sus ciclos de maduración se dan en edades tardías y una intensa carga de pesca reduce el número de ejemplares que llegan a ser adultos”, apunta el investigador del CSIC.

Lejos de las zonas de pesca, a profundidades superiores a los 1500 metros, las comunidades de gambas tienen sus áreas de cría. El aporte de grandes cantidades de partículas nutritivas hasta esas profundidades, gracias a las cascadas submarinas, provoca una tasa de supervivencia larvaria muy superior a la habitual. Así, cuando la gamba roja ya adulta migra hacia profundidades menores, donde se alojan los caladeros, su elevado número propicia un aumento de las capturas.

El investigador del CSIC apunta que los resultados de su estudio contribuyen, además, a resolver la paradoja de la pesquería de gambas rojas, que no se ha agotado a pesar de haber sufrido una fuerte presión pesquera, con artes de arrastre faenando a grandes profundidades, durante los últimos 70 años.

FENÓMENO GLOBAL

Los autores insisten en que el impacto de las cataratas submarinas en las márgenes continentales es un fenómeno global y que, hasta el momento, no se han considerado los efectos que estos procesos pueden tener sobre los ecosistemas de gran profundidad y sus pesquerías.

“Aplicando los resultados a un escenario pesquero global, las zonas donde se producen estas cataratas podrían definirse como regiones favorables para las pesquerías demersales (de profundidad), al igual que las zonas de afloramiento (upwelling) son consideradas propicias para las pesquerías pelágicas (de superficie)”, explica Company. Las primeras coincidirían con las zonas de hundimiento de aguas densas alojadas en la superficie y las segundas con zonas de afloramiento de aguas profundas hacia la superficie.

Para el equipo, las implicaciones que se derivan de este artículo tienen relevancia en el debate actual sobre el desplazamiento de los caladeros a zonas más profundas.

Cataratas submarinas

“Las cataratas submarinas constituyen un proceso oceanográfico que surge tras la formación invernal de aguas superficiales densas debido a su enfriamiento por parte de vientos intensos, fríos y persistentes”, afirma Pere Puig.

Esta masa de agua densa se hunde porque pesa más que el agua que la sustenta y da lugar a fuertes corrientes submarinas cerca del fondo hacia el mar profundo, habitualmente a través de cañones submarinos. El movimiento de aguas arrastra consigo grandes cantidades de materia orgánica.

Es un proceso oceanográfico violento conocido desde hace tiempo en determinadas regiones oceánicas. El Golfo de León es una de las únicas tres áreas del Mar Mediterráneo donde se ha observado este fenómeno de forma recurrente.

“Las condiciones meteorológicas particulares de cada invierno determinan la intensidad del hundimiento y la profundidad máxima alcanzada por las cataratas submarinas. Las de mayor intensidad, y que afectan a las poblaciones de gamba roja, ocurren periódicamente entre 6 y 11 años”, añade el investigador del CSIC.

CSIC

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