“El objetivo del estudio ha sido determinar cuales son las variedades de mandarinas españolas más adecuadas para la producción de zumo”, señala a SINC uno de los autores del estudio, Antonio José Pérez, de la Universidad Católica de San Antonio en Murcia, “y el zumo de las clemenules ha resultado ser el mejor”. Este tipo de mandarina se originó por mutación espontánea a partir de otra variedad, la clementina fina, y se detectó por primera vez en Nules (Castellón de la Plana), en 1953. Desde entonces su cultivo se ha extendido por la franja mediterránea.
En el estudio, que se publica en el último número de la revista Food Science and Technology International , han participado investigadores de la Universidad de Murcia, la Universidad Católica de San Antonio (también en Murcia) y la Universidad Miguel Hernández de Alicante. Los científicos han analizado ocho de las variedades más frecuentes: clemenpons , clemenules , ellendale , hernandina , marisol , nova , orogrande y ortanique .
Los resultados señalan que las menos apropiadas para zumo son la nova y la hernandina. También, la variedad ortanique, parece tener una concentración mas alta en aceites esenciales, puede interferir en la calidad final del zumo. El resto son apropiadas para la producción industrial de zumo, aunque las mejores son las clemenules .
Respecto al color del zumo, las clementinas de Nules y las clemenpons son las que proporcionan los colores más anaranjados, según el estudio publicado en Food Science and Technology International . “Al consumidor español no le agrada mucho el color amarillo o claro del zumo de algunos cítricos así como un bajo contenido en azucares propios de este, aunque sea completamente natural y sin colorantes añadidos”, indica Pérez.
Para realizar esta investigación los científicos han cuantificado el contenido de vitamina C del zumo de las mandarinas, su color (con un espectrofotómetro-colorímetro Hunterlab, que es el mismo que utiliza el departamento de agricultura de los Estados Unidos de América USDA), la cantidad de componentes volátiles por cromatografía de gases masas y la intensidad de los aromas mediante análisis sensorial. También han analizado la concentración de minerales (calcio, magnesio, potasio, sodio, hierro, cobre, manganeso y cinc), aunque en este aspecto no han encontrado diferencias significativas.
Las ocho variedades de mandarinas analizadas se cultivaron en una finca del término municipal de Librilla (Murcia), con el mismo tipo de suelo e idénticas condiciones de irrigación e iluminación. La especie de árbol utilizada para injertarlas fue el Mandarino cleopatra . En las explotaciones agrícolas se suele utilizar como pie el naranjo amargo ( Citrus aurantium ), por su resistencia a las enfermedades y mayor tolerancia a las condiciones de suelo.
“No es fácil para un consumidor diferenciar las distintas variedades de mandarinas, una tarea reservada para los agricultores y productores expertos”, indica Pérez. Aún así, se suelen distinguir tres grandes grupos: las clementinas (con aromas más agradables, cortezas más finas y más fáciles de procesar), las satsumas (originarias de Japón, de difícil procesado por el grosor de sus cortezas, con un zumo de escasa calidad, pero de recolección temprana) y los híbridos.
España, segundo productor mundial de mandarinas
En 2006 la producción de mandarinas superó los 2,5 millones de toneladas en España, el segundo productor mundial de mandarinas (se cultivan aproximadamente 20 variedades), sólo superado por China en términos de producción agronómica (en producción industrial Brasil es el mayor procesador). El cultivo más extendido es el de las clementinas (1,6 millones de toneladas), cuya producción se exporta en un 60% a otros países, sobre todo del norte de Europa y Estados Unidos.
El término “clementina” procede de la palabra francesa clémentine , que a su vez procede del nombre del cura Clément, un monje trapense de Misserghin (Argelia) que obtuvo esta fruta mediante el cruce de naranjo amargo con mandarino.
sinc