Las lluvias caídas, el calor y el abandono de campos disparan el riesgo de incendios

Según la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivos de 2009 publicada por el MARM, la superficie abandonada acumulada en los últimos 8 años suma unas 130.000 Ha. Y la amenaza de fuegos afecta tanto a las zonas más pobladas del litoral, don de se acu mu lan innumerables vertederos improvisados donde antes existían parcelas agrí­co las, co mo a las más de pri mi das y próximas a las masas forestales. En el primer caso, el aban do no cí tri cos –el cultivo más representativo- afectó en tal periodo a unas 15.000 Ha. En las zonas de interior la superficie dedicada por ejemplo a los frutos secos (almendros y algarrobos) se ha reducido desde 2002 en unas 47.000 Ha y el abandono llega a unas 6.000 en el caso de frutales de verano (me lo co to nes, albaricoques y ciruelos). “El papel de la agricultura en la conservación del medio es ca da vez más evi den te e incluso en Bruselas se está con so li dan do la idea de aprovechar la re forma de la PAC a partir de 2013 para reconocer los servicios am bientales que los pro duc to res prestan”, matiza Aguado.

Antes de que tal cosa llegue a pro du cir se y dada la con fli c ti vi dad creciente suscitada en muchos municipios por las san ciones impuestas a pro pie ta rios por no mantener en condiciones sus parcelas, AVA-ASAJA trabaja en un do cu­men to con el que tratar de frenar el abandono de campos. Se tra taría, en principio, de incentivos para extender los bancos de ro tación de la tierra, acuerdos para economizar la limpieza efectiva de los campos, la cesión de brigadas forestales para acometer tales labores o la creación de parques agra rios.

El peligro de incendios, como se decía, es ahora especialmente importante a causa de la ex cepcional pro­liferación de matorrales. Así lo evidencian las imágenes mostradas por el Índice Diferencial de Vegetación (NDVI) que elabora la Agencia Estatal de Meteorología (AEAT), que desde hacía muchos años que no se mostraban tan verdes. Y tal cosa es la consecuencia evidente de una pluviometría anodina, con uno de los inviernos más lluviosos en 60 años (un 72% más de precipitaciones de lo normal) y con una primavera igualmente des tacada (un 27% superiores a la media).

El tercer ingrediente de este explosivo panorama radica en el cálido verano que se pre vé que vayamos a padecer en la Comunitat. Efectivamente, según la AEMET, se dará un estío con temperaturas 1 ó 2 grados por encima de la media en las zonas de interior y tam bién superiores a lo habitual en la costa. En es te sentido, AVA-ASAJA recuerda a los agricultores que existe una orden para regular la que ma de rastrojos y que para realizar tal práctica se requiere, además, de un permiso municipal.

AVA-ASAJA

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