Las manzanas cultivadas en la montaña tienen mejor sabor, olor y textura

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A principios de este mes se ha iniciado en una finca experimental de Llesp la cosecha de las primeras variedades de manzana, con el fin de conocer el comportamiento y calidad de esta fruta en una zona de montaña, donde hasta ahora su cultivo no se había implantado a escala comercial.

La finca de Llesp forma parte de un proyecto impulsado por la Asociación para el Desarrollo de la Ribagorça Romànica en colaboración con el departamento de Agricultura de la Generalitat.

El terreno está destinado a evaluar trece variedades comerciales de manzana, como la Gala, la Golden, la Reineta o la Fuji, pero también otras más nuevas como la Rubens, la Ariane o la Eveline, entre otras, y dos variedades de pera.

El objetivo final es analizar los aspectos que determinan la calidad de una fruta, como su diámetro, su color o sabor, para conocer así el comportamiento del cultivo de un producto como la manzana o la pera en una zona de alta montaña.

Este es el tercer año que se lleva a cabo la cosecha, que se ha iniciado con las variedades del grupo Gala, una manzana de verano, y que se prolongará hasta noviembre con la variedad Fuji.

Durante los dos meses y medio que durarán los trabajos de recolección se espera obtener en algunas de las variedades evaluadas alrededor de 60 toneladas por hectárea.

Los datos de calidad obtenidos en 2010 permiten afirmar que la producción en altura de manzana mejora tanto su color como su firmeza y la pulpa, con lo que se obtiene una mejor calidad organoléptica y aromática con respecto a las zonas del plano de Lleida.

Otro aspecto destacable, según Agricultura, es que la maduración del fruto es más lenta, lo que proporciona un período de cosecha más amplio para cada variedad.

Los resultados que se obtendrán este año y el próximo permitirán realizar una valoración definitiva del potencial de estos manzanos de montaña.

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