“Desde 2002 la frecuencia de estos organismos en el Atlántico nororiental es mayor durante los inviernos debido a que éstos han sido más cálidos, con la tendencia a aparecer más temprano y más tiempo en su ciclo anual”, señala a SINC María Luz Fernández de Puelles, la única coautora española del estudio e investigadora en el Centro Oceanográfico de Baleares del IEO.
El estudio, que se ha publicado en la revista Biology Letters, recoge 50 años de análisis y demuestra que durante los inviernos más cálidos se favorece la entrada de la corriente superficial al Mar Mediterráneo a través de Gibraltar, y con ella las condiciones adecuadas para la medusa Pelagia noctiluca. Esta especie prolifera en las costas españolas, donde hay más alimento que en las zonas oceánicas.
“Hemos constatado que puede reproducirse rápidamente si las condiciones le son favorables y alcanzar grandes densidades durante todo el año, en especial si los inviernos son cálidos”, especifica la bióloga marina.
El equipo internacional analizó mediante métodos moleculares el aumento de la frecuencia de este grupo de cnidarios en el Mar del Norte desde 1958 hasta 2007, periodo que coincide con un cambio general del régimen hidroclimático de frio a cálido observado desde 1980. “Los registros en el Mediterráneo son mucho más recientes y no tan largos y continuados, pero dan fortaleza al trabajo”, explica Fernández de Puelles.
Registros de Pelagia noctiluca adultas se han realizado en diferentes lugares del Mediterráneo occidental, entre ellos las islas Baleares. Los científicos registraron Pelagia noctiluca adultas en diferentes lugares del Mediterráneo occidental, entre ellos las islas Baleares. Su abundancia llamó la atención en el otoño e invierno de 2007 y durante la primavera de 2010, además de los veranos.
Según datos existentes para el Mediterráneo, la periodicidad de sus proliferaciones es de de 12 años, con una mayor permanencia de cuatro años. “Pero desde 1998 estos periodos se han acortado y son más frecuentes”, asegura Fernández de Puelles.
El aumento de medusas a lo largo del año afecta “directamente” a las pesquerías, a la acuicultura, y al turismo, “por sus efectos tóxicos y el veneno de las células urticantes y por aparecer especialmente en verano causando un importante efecto socio-económico”, apunta Fernández de Puelles.
Según la experta, el aumento de la cantidad y del tiempo de permanencia de las medusas se debe sobre todo a la sobrepesca, pero los efectos hidroclimáticos, como el cambio climático y el calentamiento actual del agua del mar, también influyen.
Pelagia noctiluca es una medusa de la clase de los escifozoos de ciclo complejo y largo, de distribución muy amplia, atlántica y mediterránea de aguas templadas, que suele ocupar hábitats pelágicos (la zona más superficial de los océanos) pero también de cierta profundidad, lo que dificulta su estudio. Este animal puede formar ‘enormes enjambres’ visibles en costas y playas españolas.
“Las medusas son depredadores muy voraces en lo alto de la red trófica, se alimentan directamente de larvas de peces y compiten por el alimento con otros organismos del zooplancton, por lo que alteran drásticamente la estructura trófica de los ecosistemas marinos”, manifiesta la científica. “Sus consecuencias se deben seguir investigando”, concluye.
sinc