Capaces de soportar temperaturas extremas y climatología adversa, las plantas alpinas son un tipo de planta muy resistente. Las plantas alpinas sobreviven en suelos poco fértiles y soportan todo tipo de adversidades climatológicas. Han desarrollado defensas naturales como sistemas radiculares extensos y pinchos para evitar que los animales se las coman.
Debido a su resistencia y adaptabilidad, este tipo de plantas se utilizan para zonas del jardín que tienen unas condiciones especiales y en donde otras plantas no sobrevivirían. Extremadamente versátiles, por su resistencia a la sequía se utilizan en xerojardinería y son muy bonitas en rocallas. Además pueden crecer unas cerca de otras y no ocupan mucho espacio. Un ejemplo de planta alpina es el resistente sedum.