El escurrimiento de plaguicidas procedentes de las explotaciones agrícolas y transportados por vías fluviales hasta el mar crea zonas muertas donde los peces no pueden sobrevivir. A veces tortugas y delfines se enredan en las redes de pesca y mueren, al igual que sucede con algunas especies de peces que no son objeto de captura. La construcción en las costas de lugares turísticos arruina las zonas de desove. Las naves que vierten el agua de lastre introducen en las aguas marinas organismos indeseados que desplazan a la fauna local. La explotación excesiva de una especie determinada conlleva la depauperación de otras en la cadena de alimentos.
«La pesca, como la entendemos hoy, es un asunto mucho más complejo de lo que solía ser» declaró Serge García, Jefe de la Dirección de Recursos Pesqueros de la FAO. «Las pesquerías se ven afectadas no sólo por la pesca en sí misma, sino también por una amplia gama de actividades aparentemente no relacionadas con los seres humanos: cambio de las tendencias de consumo mundial, cambio de clima etc.. Como consecuencia, la buena ordenación ya no abarca solamente las especies destinadas a la pesca»
«No hay respuestas fáciles para esta complejidad de interacciones – añadió García-, pero está claro que tenemos que encuadrar la industria pesquera en una perspectiva más amplia y esforzarnos por crear planes de ordenación pesquera que tengan en cuenta las múltiples repercusiones de la pesca, así como el impacto de otras actividades humanas y del ambiente en las poblaciones de peces. No es suficiente fijarse tan sólo en una pieza del rompecabezas».
Los expertos definen esta actitud como «enfoque de la ordenación pesquera basado en el ecosistema». La idea clave es la de incorporar más elementos en los planes de ordenación pesquera para promover no sólo el bienestar de una determinada especie, sino del conjunto del ecosistema del que forman también parte las comunidades de pescadores. Y significa, al mismo tiempo, esforzarse por analizar el impacto de otras actividades humanas o de fenómenos externos como el cambio de clima sobre los ecosistemas marinos y las poblaciones de peces. Todo esto debería llevarse a cabo con un enfoque participativo y con la incorporación plena de las comunidades afectadas.
Pasar de la teoría a la práctica
Esta semana el Consejo de Ministros Nórdicos ha convocado un grupo de más de 160 expertos internacionales en Bergen (Noruega) para afrontar la puesta en práctica, en ámbito mundial, de los principios básicos del enfoque de la ordenación pesquera basado en el ecosistema.
La Conferencia sobre la puesta en práctica del enfoque de la ordenación pesquera basado en el ecosistema (26-28 de septiembre), organizada por el Consejo nórdico en colaboración con la FAO y los gobiernos de Noruega e Islandia, es la continuación de una reunión precedente sobre el mismo tema celebrada en Reykiavik (Islandia) en 2001 y de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (CMDS) que tuvo lugar en 2002 en Johannesburgo (Sudáfrica) donde los países participantes acordaron poner en práctica un enfoque basado en el ecosistema para el 2010 y repoblar, para el 2015, las poblaciones de peces agotadas.
«La ordenación pesquera basada en el ecosistema para el uso sostenible de los recursos marítimos representa un instrumento importante a la hora de cumplir los compromisos contraídos en Johannesburgo», según Vidar Ulriksen, Secretario de Estado del Ministerio noruego de Pesca. «Pensamos que la Conferencia de Bergen es un gran paso adelante hacia la ordenación sostenible y basada en el ecosistema de la pesca internacional”, agregó.
Los organizadores de la Conferencia subrayan que para acelerar la puesta en práctica del enfoque basado en el ecosistema y alcanzar así los objetivos de la CMDS serán necesarios grandes esfuerzos en el ámbito de la construcción de capacidad, la investigación y la consolidación de la administración pesquera, con una mayor cooperación con todas las partes implicadas. En este sentido, la situación es particularmente crítica en el mundo en desarrollo ya que en los últimos años la investigación en el sector piscícola ha disminuido notablemente mientras el creciente aumento de la exportación de pescado está empezando a someter a una presión preocupante los recursos de pesca locales.
FAO