Ahora un equipo de científicos ha analizado las tres reservas marinas más antiguas del Mediterráneo –Banyuls, Carry-le-Rouet, y Scandola, en la isla de Córcega- para cuantificar los impactos de la actividad humana y comprobar la eficiencia de estas reservas en la conservación del coral rojo, ya que éstas son la “herramienta esencial” para observar la evolución de las poblaciones en ausencia de impactos de la pesca.
“El problema de estudiar una especie con una tasa de crecimiento tan lento radica en la necesidad de seguimientos a largo plazo que garanticen la obtención de datos suficientes para estimar la evolución de las poblaciones”, señala Cristina Linares, autora principal e investigadora en el Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona.
El estudio, publicado recientemente en la revista Marine Ecology Progress Series, demuestra que las reservas marinas son “una lenta pero eficaz herramienta para conservar las poblaciones de coral rojo del Mediterráneo”, asegura Joaquim Garrabou, coautor del artículo, e investigador del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC).
Para los científicos, el coral rojo del Mediterráneo no puede considerarse una especie en extinción. Así lo atestiguan la extensa distribución de densas poblaciones en toda la cuenca mediterránea y el hecho de que algunas colonias de menos de dos milímetros de diámetro sean ya fértiles sexualmente.
SINC