‘Las responsabilidades de los parlamentos en la nutrición mundial’

Los parlamentos nacionales pueden jugar un papel importante en la reducción de las severas distorsiones en los mercados agrícolas globales y establecer un sistema de comercio internacional más equitativo para los productos agrícolas, dijo el pasado viernes Jacques Diouf, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a los parlamentarios europeos.

Diouf ha pronunciado un discurso ante los Jefes de los Comités de Parlamentarios de los Estados Miembros de la Unión Europea, de los países candidatos al ingreso en la UE y de la Duma rusa sobre "Las responsabilidades de los parlamentos en la nutrición mundial."

El Director General de la FAO ha dicho: "La lucha contra el hambre no es fácil. A los 815 millones de personas que sufren desnutrición crónica, hay que sumar las severas emergencias alimentarias, más de 30 focos en la actualidad, que afectan a más de 50 millones de personas. Y hay que decir que, desafortunadamente, una buena parte de estas emergencias son causadas por el hombre y, por tanto, podrían ser evitadas. Estas cifras muestran claramente que la tarea que tenemos enfrente es tremenda y es necesario movilizar nuestra más resuelta determinación."

Ante los presentes ha reconocido que "los recientes acontecimientos internacionales nos han recordado de manera dramática la necesidad de abordar el problema del hambre. La injusticia que sufren los 800 millones de personas que se acuestan sin comer cada día, mientras que en otras partes del mundo la comida es abundante, y muchas veces se desperdicia, no se puede obviar. Esta situación no hace sino encender el sentimiento de frustración y engrosar las filas de los que piensan que las desigualdades no se pueden eliminar por vías pacíficas."

Las razones para luchar contra el hambre son por tanto morales y también prácticas, ha dicho Diouf: "Sabemos que alimentando a la gente estamos haciendo valer un derecho humano fundamental: el derecho a la alimentación."

Y añadió: "Permítanme enfatizar que para la FAO, luchar contra el hambre va más allá de un imperativo moral. Creemos que ayudando a la gente que pasa hambre a alimentarse por sí mismos sirve como catalítico para los esfuerzos globales de desarrollo. Sólo las personas bien nutridas pueden ser trabajadores eficientes, capaces de contribuir con su trabajo al crecimiento y al desarrollo de sus países. Sólo los niños y niñas bien alimentados consiguen estudiar y convertirse en recursos humanos preciosos y sólo la gente bien alimentada puede hacer frente y recuperarse a las enfermedades."

Diouf recordó que los avances producidos en el camino trazado por la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, de reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el mundo para el año 2015, marchan a ritmo demasiado lento. "Si continuamos así, necesitaremos 60 años para cumplir la meta fijada en la Cumbre de aliviar del hambre a 400 millones de personas," ha dicho.

Los dos factores principales que contribuyen a esta situación son la falta de voluntad política, tanto a nivel nacional como internacional, que se combina con una insuficiente movilización de recursos. "Mientras que la cantidad total anual de inversiones necesarias ha sido estimada por la FAO en unos 180.000 millones de dólares EE.UU., las cifras actuales de inversiones en agricultura básica están muy por debajo, siendo un 12% menos de media en todos los países en desarrollo y un 38% menos en el África Subsahariana," ha subrayado Diouf.

Además, ha recordado que Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y, en particular, el capítulo dedicado a la agricultura continua bajando, como baja también el aporte de las instituciones financieras multilaterales.

Sobre la cuestión de los acuerdos comerciales internacionales, el Director General de la FAO ha dicho: "Si los países que sufren inseguridad alimentaria deben gozan de todos las ventajas del comercio, necesitan también tener unas reglas de juego justas y equitativas para la agricultura."

En particular, necesitan reducciones importantes en los subsidios que reciben los agricultores de los países ricos. En 1999, los países de la OCDE gastaron 356.000 millones de dólares EE.UU. en apoyo a la agricultura, lo que significa más del PNB combinado de todos los países en desarrollo del África Subsahariana, ha subrayado.

"Para tener una idea, mientras cada agricultor de la zona OCDE recibió 11.000 dólares EE.UU. de ayudas, un trabajador rural en un país en desarrollo recibió apenas 4,30 dólares EE.UU. en ayudas ODA, en ese mismo año. Los agricultores pobres en los países empobrecidos no pueden competir con las reservas económicas de los países más ricos del mundo. Los subsidios para unos ponen en peligro las oportunidades de inversiones para muchos otros," ha dicho Diouf.

Al concluir, exhortó a los parlamentarios a trabajar para permitir un mejor acceso para los países pobres a sus mercados y para desarrollar reglas de comercio internacional que den a los países en desarrollo la flexibilidad que necesitan para conseguir sus metas de seguridad alimentaria y desarrollo rural.

"Vuestros gobiernos y parlamentos comparten la responsabilidad de asegurar que se apoyará y no se pondrán más trabas a los esfuerzos de los países que sufren inseguridad alimentaria," ha dicho Diouf. Entre las acciones que podrían llevarse a cabo ha sugerido "propuestas para adoptar metas nacionales para reducir a mitad el número de personas hambrientas en todos y cada uno de los países," y apoyar medidas que reviertan la actual tendencia regresiva de la AOD para la agricultura.

FAO

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