Este ha sido un “año importante” para Lorenzo Ramos, que el pasado mes de abril sustituyó al histórico secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Fernando Moraleda, al frente de la organización agraria. Ahora, bajo el prisma de sus nuevas responsabilidades, analiza para AGROCOPE las claves de 2004 para el campo español.
Ramos reconoce que “ha sido un periodo muy movido”, con asuntos como la crisis del gasóleo o la decisión del modelo de PAC para España, y con muchos cambios, tanto en la escena europea -con la ampliación, un nuevo Ejecutivo y el fin del mandato de Franz Fischler- como nacional, con la llegada al ministerio de la gallega Elena Espinosa.
Para la nueva titular de Agricultura tiene una de cal y otra de arena. Así, reconoce que ha tenido un “papel difícil” al enfrentarse a la decisión del modelo de PAC español basado en el mayor acoplamiento de las ayudas posible “que espero que no tenga repercusiones aún más negativas que la reforma de la PAC”, señala, así como a las negociaciones del aceite, algodón y tabaco en Europa nada más acceder al cargo con “un mal resultado para España”.
No obstante, indica que “aunque no deja de ser responsabilidad de Espinosa, la situación para negociar era mala”, y esto traerá consecuencias para los productores españoles: “si no prospera el recurso del Gobierno el cultivo de algodón está condenado a desaparecer; en el aceite sólo conseguimos un incremento presupuestario de 20 millones de euros, cantidad insuficiente; y en el tabaco, aunque no salió tan mal parado, hay variedades que no podrán sobrevivir sin un desacoplamiento total de las ayudas”.
En el terreno doméstico Lorenzo Ramos también subraya la “crisis del gasóleo”, en la que valora que el Gobierno “aunque tarde, encontró una solución muy favorable para los profesionales”, especialmente en comparación con otros países europeos, con ayudas que UPA cifra en 165 millones de euros. A pesar de ello, considera que el ministerio “debe involucrarse más en contener el precio de los inputs agrarios –derivados algunos por el alto precio del gasóleo- que se encarecen mientras que los precios por nuestros productos se estancan o bajan”.
Precisamente las diferencias entre el precio que perciben los agricultores y los que paga el consumidor a causa de los altos márgenes comerciales son uno de los aspectos que más preocupa al secretario general de UPA, que considera una “barbaridad” que productos que requieren una manipulación mínima –como melones o patatas- valgan para el consumidor “10 veces más de lo que recibe el agricultor”. Pide más implicación del Ministerio de Agricultura porque “se pueden adoptar medidas como el doble etiquetado o favorecer los mecanismos de interlocución con la comercialización”.
En ganadería Lorenzo Ramos lamenta la “falta de previsión” que provocó la llegada de la lengua azul, que ya se estaba dando desde hace tiempo en Marruecos y otros países cercanos y, “aunque no tiene consecuencia para la salud humana sí ha provocado muchas pérdidas para los ganaderos del suroeste español”. Pide que antes de que las enfermedades entren en la Unión Europea se controle a nivel comunitario “a los países limítrofes de la UE que tienen acuerdos especiales de libre comercio” para evitar la propagación. También solicita que el Gobierno y las comunidades autónomas “colaboren estrechamente y establezcan claramente las competencias de cada uno”. Otros asuntos que destaca el dirigente de UPA son los cambios que se avecinan con la Ley de Arrendamientos Rústicos, “que debe aprobarse cuanto antes”, que elevará la duración de los contratos de 3 a 5 años y volverá a recoger el derecho de tanteo y retracto para el arrendatario. También confía en que la nueva Ley de Extranjería permita contratar “a buenos trabajadores sin papeles que hasta ahora no se podían regularizar”.
A nivel europeo, Lorenzo Ramos se alegra de la sustitución de Franz Fischler como comisario de Agricultura, al que califica de “mal comisario para los países del sur”, ya que “todas sus propuestas han sido siempre muy duras para la agricultura mediterránea”. Le acusa de “falta de sensibilidad” con las peculiaridades del campo español. Aún así no cree que la cosa cambie mucho con su sustituta, la ex ministra danesa Mariann Fischer Boel cuyos antecedentes “dan pocas esperanzas”, aunque le concede un cierto plazo.
El otro gran asunto comunitario ha sido la ampliación de la UE a 25 países, con diez nuevos miembros con agriculturas en algunos casos muy importantes. Para el dirigente de UPA esto conlleva aspectos negativos, como la menor percepción de ayudas “porque ahora nos toca ser solidarios”, o algunas producciones ganaderas “muy fuertes con las que tendremos que competir”. A favor, posibilidades de abrir este nuevo mercado en productos como frutas y hortalizas.
Y tras la tempestad debe llegar la calma. Si este ha sido un año de muchos cambios, Ramos confía que en 2005 se despejen las incertidumbres que preocupan a los agricultores una vez que está decidida la aplicación de la PAC. El campo español “necesita tranquilidad, al menos hasta 2013” para realizar inversiones conociendo el marco estatutario y presupuestario. Pero sobre todo pide que “la climatología nos acompañe, porque con buenas producciones los problemas siempre son menores”.
UPA