Los ministros de Agricultura de los Quince acordaron ayer prohibir la utilización de proteínas animales transformadas en la alimentación de los animales destinados al consumo humano, según informaron fuentes del Consejo. La adopción de esta medida en España supondrá un coste de 15.000 millones de pesetas para los fabricantes de piensos, ya que tendrán que sustituir las harinas de origen animal por las de origen vegetal. Asimismo, el Gobierno español estudia la posibilidad de reconvertir las industrias transformadoras en plantas dedicadas a la destrucción de residuos de vacuno.
MAPA