Su agradable sabor junto a su abundante contenido en ácidos omega-3 está convirtiendo las semillas de lino en una alimento muy popular entre los que se preocupan por su dieta. Las semillas de lino están disponibles durante todo el año enteras, en polvo o en aceite. Ligeramente más grandes que las semillas de sésamo, su corteza es suave y brillante y varía del amarillo dorado al marrón rojizo, dependiendo de la variedad a la que pertenecen: lino marrón o lino dorado.
La mejor manera de obtener sus beneficios es consumirlas en polvo, de esta manera sus nutrientes se absorben con más facilidad. Las semillas de lino además de omega-3 tienen lo que se denomina ácido linoleico, que atenúa la inflamación y fortalece el sistema inmunitario. Estudios indican también que el consumo diario de estas semillas puede ayudar a perder peso, ya que no solo estabiliza los niveles de azúcar sino que son capaces de expandirse hasta 5 veces su tamaño una vez ingeridas, lo que potencia la sensación de saciedad. Debido a su capacidad de expansión es recomendable beber mucha agua cuando las tomes. Unas tres cucharadas dos veces al día son suficientes para notar sus efectos, pero como en todo no conviene abusar ya que las semillas de lino contienen minúsculas cantidades de ácido prúsico, que en niveles grandes puede llegar a ser tóxico.
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