Los campesinos de Gambia aprenden a producir y comercializar con éxito

Los aldeanos interesados en la comercialización de estos productos han establecido sus propias actividades comerciales y se han organizado en asociaciones de productores para la venta de miel, madera, leña, postes de caoba, artesanía y aceite de palma en los mercados próximos. También obtienen ingresos adicionales mediante el mantenimiento de viveros y a través del turismo ecológico.

«Antes del inicio del proyecto los aldeanos no habían indagado el potencial del mercado de la artesanía a base de hojas de la palmera rhun, porque carecían de los conocimientos prácticos necesarios y de un mercado adecuado. Ahora venden diversos productos: sillas, mesas, pantallas para lámparas, cestos y camas elaborados con estas hojas», aseguró Sophie Grouwels, experta de la FAO en silvicultura comunitaria.

En Gambia los bosques estaban deteriorándose a una velocidad alarmante, en parte debido al enfoque de la gestión estatal de los mismos, que no tomaba en cuenta a la población local.

Por ello, a fines del decenio de 1990, el gobierno gambiano introdujo la silvicultura comunitaria, otorgando la propiedad a las comunidades, con la intención de mejorar la gestión forestal. A pesar de este cambio, la población local seguía sin tener muchos incentivos para conservar los bosques, hasta la introducción del programa de la FAO.

«Anteriormente, cuando los habitantes de la aldea veíamos algún incendio, sólo protegíamos la aldea pero no importaba si se quemaba todo el bosque. Pensábamos que no tenía importancia porque a pesar de lo que pasara, el gobierno se llevaría lo que hubiera ahí. Ahora las cosas son diferentes. Si vemos un incendio a cinco kilómetros de distancia, vamos a ver dónde está y hacia dónde se dirige. No dejamos que se quemen nuestros bosques», explicó Modu Jarju, residente en una de las aldeas.

«Las personas que rechazaban la gestión forestal ahora quieren tener acceso a más zonas forestales y hacerse cargo de su gestión a fin de obtener más ingresos», afirmó Grouwels.

Antes de participar en el proyecto de la FAO las comunidades cargaban un camión de leña por unos 50 dólares EE.UU., y ahora venden la misma cantidad de madera en cerca de 700 dólares, una vez organizados en una asociación de productores.

«Debido al éxito de este proyecto, la FAO espera que su metodología se aplique en otras partes de Gambia y en otros países», añadió Grouwels.

El proyecto forestal en Gambia está financiado por el Gobierno de Noruega.

FAO

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