Los carbohidratos son una fuente de energía para el organismo porque se pueden convertir en glucosa más rápidamente que las grasas o proteínas. Una dieta excesivamente alta en carbohidratos sin embargo puede desequilibrar los niveles de azúcar en la sangre, por lo que lo mejor es lograr un equilibrio consumiendo a la vez proteínas, fibra y algo de grasa. Existen dos tipos de carbohidratos, los simples y los complejos. Los carbohidratos simples, conocidos también como azúcares, se encuentran de forma natural en frutas y verduras y en forma refinada en productos de bollería, pasteles, chocolates, mermeladas y otros alimentos procesados. Los carbohidratos complejos, conocidos también como almidones, se encuentran de forma natural en alimentos como el plátano, las judías, los garbanzos, las lentejas, las patatas y el ñame, en cereales integrales y comidas procesadas.
Se recomienda obtener un tercio de nuestras necesidades alimenticias diarias de los carbohidratos complejos mientras que la ingesta diaria de azúcares simples debería de estar está por debajo del 10% diario.