Los citricultores de la Comunitat Valenciana verán reducidos sus ingresos en unos 460 millones de euros (33,5 por ciento) respecto a la pasada campaña debido al descenso importante de los precios cifrado de media en más de un 10%, según un estudio elaborado por LA UNIÓ de Llauradors en base a los precios oficiales y con la campaña ya prácticamente finalizada.
Durante la campaña 2009-2010 los citricultores percibieron como ingresos una cantidad de 1.369 millones mientras que el valor de la actual es de 910 millones de euros, lo que en términos porcentuales supone un descenso de más del 33% respecto a la anterior. Por especies varietales, las pérdidas de ingresos en naranjas sobre la campaña pasada es de 390 millones de euros, de 66 millones de euros en clementinas y de 3 millones en el grupo satsumas. Por provincias la de Valencia encabeza la lista de bajada de ingresos con 328 millones de euros, seguida por la de Alicante con 84 y por Castellón con 47.
En estos momentos queda ya muy poca fruta por recolectar y se detecta una parálisis de compras en el campo sin apenas tratos comerciales y los pocos que hay con unas cotizaciones muy bajas para los productores. El final de campaña sigue así la tónica de la segunda parte de la campaña donde se produjo una involución negativa, principalmente debido a las heladas y a la mala gestión de las mismas realizada por los diferentes operadores comerciales con la pasividad de las Administraciones Públicas.
Algunos operadores comerciales fueron los responsables del hundimiento de la campaña desde el mismo momento en que sacaron a los mercados fruta dañada por las heladas, sin que hubiera tampoco suficientes controles oficiales. Luego, y aprovechándose de esta coyuntura, pretendieron pagar la fruta buena como si estuviera helada haciendo caer los precios. En este sentido, LA UNIÓ instó a la Conselleria de Agricultura a que retirara la licencia de actividad por el periodo de un año a aquellos comercios que hubieran comercializado fruta sin las condiciones adecuadas porque se demuestra que las sanciones no sirven para nada. De hecho las sanciones únicamente consiguen que esos comercios paguen a los agricultores precios aún si cabe más bajos para hacer frente a estas multas.
Las expectativas iniciales de esta campaña 2010-2011 eran positivas pues se disponía de un aforo de cosecha asumible y se contaba en teoría con un instrumento para dar transparencia al sector como es el contrato de compraventa. Sin embargo, todo se ha ido al traste y el contrato ni se ha utilizado ni se ha hecho casi nada por fomentarlo. LA UNIÓ ha insistido en reiteradas ocasiones a la Conselleria de Agricultura para que tome medidas contra aquellos operadores comerciales que no utilizaran el contrato, como por ejemplo penalizaciones a la hora de recibir ayudas a las empresas que no lo cumplan. También reclama medidas efectivas dirigidas a mejorar la renta de los citricultores.
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