Los citricultores perciben un 73% menos por la variedad Clemenules que hace trece años

Un citricultor de la Comunitat Valenciana vende ahora, en aquellos casos en los que le es posible, su variedad Clemenules (representa casi la mitad de la producción de mandarinas valencianas) a un precio de 0,16 €/kg, mientras que en el año 1996 lo hacía a 0,60 €/kg. Esta diferencia supone que la bajada de precio se sitúa en el 73,3 por ciento o lo que es lo mismo el citricultor percibe en la actualidad un 27 por ciento de lo que cobraba hace trece años.


Un estudio de LA UNIÓ, efectuado con los propios datos oficiales de la Conselleria de Agricultura, revela estas cantidades en referencia al precio pagado en campo para la variedad Clemenules. Se ha tomado como estadística la semana pasada de este año y la misma de 1996 y se le ha aplicado el IPC para evitar distorsiones.

El estudio refleja también que la crisis para los productores se agudiza también en el transcurso de las últimas campañas. La media del precio de la variedad Clemenules durante el periodo comprendido entre los años 1996 a 2003 era de 0,41 €/kg y desde el año 2004 hasta la fecha es de 0,16 euros/kg.

Por otra parte, los costes de producción para los citricultores no han parado de crecer durante este periodo y en estos momentos se sitúan en una cantidad de alrededor de 0,20 €/kg. Con estas cifras se desprende que actualmente los productores de Clemenules reciben cuatro céntimos menos que el coste de producción.

Josep Botella, Secretario General de LA UNIÓ, señala que «el hecho de que las dos Administraciones Públicas, Conselleria de Agricultura y Ministerio de Medio Rural, escenificaran públicamente hace unas semanas que el sector citrícola no está en crisis obedece más a una campaña de marqueting político para disfrazar la realidad que se comprueba que no es la que nos venden».

Botella indica que «se diga lo que se diga, las cifras lo dicen todo y nadie puede negar que el paso del tiempo agrava la situación de los citricultores valencianos. En trece años cobran un 73 por ciento menos y encima pagan costos de producción mucho más elevados. Si eso no es falta de rentabilidad, ya no sé lo que puede ser».

La Unió

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