UPA señaló que los ingresos de los olivareros han bajado campaña tras campaña desde 1997 y si en este año fueron de 491.159 millones de pesetas, en 2001 se han quedado en 434.873 millones, una cifra que reduce hasta 381.800 millones si se tiene en cuenta el aumento de la inflación en este quinquenio.
Fernando Moraleda añadió que esta pérdida se ha producido por el descenso de los precios y de las subvenciones comunitarias, por lo que indicó que «la reconversión del sector del olivar está ahí digan lo que digan» y planteó como única alternativa para impedirlo la prohibición de nuevas plantaciones de olivar, la creación de una interprofesional del sector que dirija campañas de promoción y la modulación de ayudas.
El responsable de UPA añadió que la campaña 2001-2002 ascenderá, según las previsiones aprobadas en Bruselas, a 1.230.000 toneladas con derecho a ayuda en España, lo que supondrá nuevas penalizaciones en las subvenciones por encima de las que sufrirá Italia, «lo que supondrá una pérdida de competitividad del aceite de oliva español».
Indicó que la «propaganda oficial» el Ministerio de Agricultura quiere dar a entender que, aunque la producción española supere el millón de toneladas, se puede vender en el mercado, «y es cierto pero a un precio de 280 pesetas el kilo», dijo en referencia a la media obtenida en la campaña que ahora concluye y que estimó muy baja.
La reducción del precio y de la ayuda comunitaria, afirmó, implica que «a mayor producción menos renta por ocupado tendrán los olivareros españoles» y dijo que mantener la actual situación de prórroga del sistema de subvenciones «beneficia a unos pocos y perjudica a la inmesa mayoría».
PÉRDIDAS POR EL ORUJO
En el informe elaborado por UPA se cifran en 15.517 millones de pesetas las pérdidas que tendrán los productores de aceite en la campaña 2001-2002 por la crisis del sector del orujo, dado que no obtendrán los ingresos por venta de este residuo de su actividad y además tendrán que hacerse cargo de los costes de transporte y eliminación en caso de que las extractoras no funcionen como en años anteriores.
Moraleda indicó que las empresas extractoras están estudiando «dejar de pagar por retirar el orujo y cobrar por eliminarlo», por lo que puede pasar de ser «un subproducto del proceso de extracción del aceite de oliva a un residuo».
El sector productor de aceite tendría, de acuerdo con las previsiones de la próxima campaña y si no hubiera habido crisis, unos ingresos de 3.103 millones de pesetas por la venta de este producto a las extractores, cifra a la que hay que sumar otros 12.414 millones de gastos para los productores de aceite por tener que asumir el coste del transporte y la eliminación.
UPA