Los inmigrantes cada vez están más integrados en los hábitos alimentarios de los españoles

Las principales conclusiones del estudio reflejan la progresiva integración de la población inmigrante al adaptarse a las costumbres españolas a través de los hábitos alimentarios, al tiempo que aportan su propia riqueza y variedad alimentaria, tal como lo refleja el estudio realizado por el MAPA en colaboración con Nielsen.

Respecto a las comidas, el 55% de las que hacen los inmigrantes las consideran “comidas españolas”, por un 45% que las califican como de su país de origen; lo que refleja un importante nivel de integración. El porcentaje de “comidas españolas” ha subido cuatro puntos desde el anterior estudio de 2004. Destaca la evolución positiva de los inmigrantes de América Central y del Sur, que ha pasado de un 46% en 2004 al 59% actual, situándose ahora por encima de la media. Actualmente, los asiáticos son los que muestran un porcentaje menor de consumo de comida española, con un 32%.

No obstante, cabe señalar que el 42% de los encuestados declara haber dejado de consumir algún producto o plato de la cocina de su país de origen, ya sea por la dificultad de encontrar en España algunos productos concretos que estaban a acostumbrados a consumir, o por los distintos sabores que tienen los que encuentran en nuestros mercados.

Esta es una de las numerosas causas que influyen en la integración en los hábitos alimentarios españoles, aunque el porcentaje de abandono de sus consumos tradicionales es inferior al registrado en 2004 que fue de un 50 por ciento. En relación con el anterior periodo analizado, en éste se encuentran más alimentos y productos de sus países en España lo que pone de manifiesto el esfuerzo de fabricantes y distribuidores por satisfacer sus necesidades alimentarias.

Los principales productos que han dejado de consumir son el cous-cous entre la población magrebí; los pescados y mariscos entre los europeos del este y asiáticos; y ciertas frutas tropicales entre los inmigrantes latinoamericanos.

En todo caso, la amplia aceptación de la “comida española” se debe a que les gusta la comida española: el 71% dice que les gusta mucho o bastante, frente al 64 por ciento en 2004. A los que más les gusta es a los latinos (72%) y europeos del este (74%), por encima del 68% de los magrebíes y el 62% de los asiáticos, que prefieren mantener pautas alimentarias más próximas a sus países de origen.

Precio y calidad

Cuando compran productos alimentarios, los inmigrantes piden lo mismo que cualquier comprador español: “calidad a buen precio”. El precio es un factor muy importante en la toma de decisiones de compra, por la necesidad de optimizar sus recursos, pero exigiendo calidad, un concepto que concretan en un producto “saludable” y “natural”, con “buen sabor, sabroso”, una “fecha de caducidad amplia” y de “marca conocida”.

La fecha de caducidad, un elemento que resultaba fundamental en sus preferencias en 2004, ha dejado de ser un criterio de compra tan decisivo como entonces, al estar asumido como algo habitual. Ahora destaca más la preocupación por el sabor, la salud y naturalidad de los alimentos.

Las marcas de la distribución tienen muy buena aceptación entre los inmigrantes, que incluso han aumentado su consumo en doce puntos porcentuales desde 2004, y ahora el 92% de los encuestados declara comprarlas. Tres de cada cuatro inmigrantes (el 76%) declaran comprar en mayor medida marcas de la distribución que del fabricante, cuando en el 2004 sólo lo hacía el 53%. Los que más compran marcas de la distribución son los inmigrantes magrebíes, por encima de latinos y europeos del este.

El segmento de la población analizada procede de América Central y del Sur, África, Europa del Este y Asia. Los de América Central y del Sur son el colectivo más numeroso, más de un millón y medio de personas, aumentando. También destaca el incremento de inmigrantes procedentes de Europa del Este que superan al colectivo magrebí y africano y los asiáticos, sobre todo llegados de China. Los países que más destacan son Marruecos, Rumania, Ecuador y Colombia.

Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía concentran el 70% de la población extranjera. Por otra parte, otras cuatro comunidades supera el 10% de peso de la población extranjera sobre el total de su población: Baleares, Murcia, Canarias y La Rioja. Se mezclan así comunidades con un gran número de inmigrantes llegados a trabajar con otras en las que la población extranjera mayoritaria la constituyen ciudadanos de la U.E. que vienen a disfrutar de su jubilación o pasar largos periodos de vacaciones, caso de Canarias y Baleares.

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