Pero en los próximos diez años se espera que su media se sitúe muy por encima de los niveles medios de la última década, según el último informe Perspectivas Agrícolas elaborado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El actual alza de los precios golpeará sobre todo a las personas que sufren la pobreza y el hambre, en especial a los compradores netos de alimentos en las zonas urbanas y a los que no los producen en las zonas rurales de los países con escasos ingresos. Es necesario movilizar la ayuda humanitaria para hacer frente a esta dramática situación, pero para alcanzar soluciones sostenibles y evitar nuevos casos en el futuro, se debe hacer énfasis en estos países para mejorar su producción y productividad agrícola así como el crecimiento y un mayor desarrollo económico.
“La manera de hacer frente al alza de los precios alimentarios no es a través del proteccionismo, si no abriendo los mercados agrícolas y liberando la capacidad productiva de los campesinos, que de forma repetida han demostrado que saben responder a los incentivos del mercado”, señaló el Secretario General de la OCDE, Angel Gurría, al presentar Perspectivas Agrícolas 2008-2017 en París. “Los Gobiernos -añadió- pueden también hacer más para impulsar el crecimiento y desarrollo de los países pobres, como mejorar el poder adquisitivo de los compradores de alimentos más vulnerables”.
Los precios alimentarios y su impacto en la economía mundial serán una de las cuestiones abordadas en la reunión del Consejo ministerial de la OCDE en París del 4 al 5 de junio de 2008. En otro encuentro que tendrá lugar en Roma, del 3 al 5 de junio, Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo discutirán las políticas y estrategias para mejorar la seguridad alimentaria mundial y relanzar la agricultura en las comunidades rurales de los países en desarrollo.
“La comunidad internacional necesita urgentemente una acción coherente para hacer frente al impacto del alza de precios sobre las personas pobres y hambrientas”, subrayó el Director General de la FAO, Jacques Diouf en la conferencia de prensa de lanzamiento de Perspectivas en París. “Hoy en día -explicó- cerca de 862 millones de personas sufren hambre y desnutrición. Ello nos recuerda la necesidad de reinvertir en agricultura. Debería estar claro ahora que la agricultura necesita volver a la agenda del desarrollo”.
Al comparar las medias de la próxima década con las de la década pasada, está previsto que los precios reales (precios nominales teniendo en cuenta la inflación) se incrementen en un abanico que va desde menos del 10 por ciento en el caso del arroz y el azúcar, por debajo del 20 por ciento el trigo, cerca del 30 por ciento la mantequilla, los cereales secundarios y semillas oleaginosas y en más del 50 por ciento los aceites vegetales, según el informe.
Los precios pueden hacerse también más volátiles debido a los niveles de las reservas, que seguirán siendo bajos, ya que una parte de la demanda de productos básicos agrícolas no reacciona ante las variaciones de precios. El incremento reciente de fondos de inversión en mercados de futuros de productos básicos puede convertirse igualmente en un factor adicional que influya en las variaciones de precios. El cambio climático también puede afectar a la producción agrícola y a los suministros de forma impredecible.
El informe advierte que la sequía en algunas de las principales regiones cerealeras del mundo, en un contexto de reservas bajas, fue un factor importante -aunque transitorio- detrás del alza de precios en los dos últimos años. Hay otros factores de tipo permanente: los precio altos del petróleo, la evolución de la dieta, la urbanización, el crecimiento económico y el aumento de la población, que también son importantes y están detrás de las previsiones de precios medios de los alimentos más elevados en la próxima década con respecto a la pasada.
El aumento de la demanda de biocombustibles es otro factor que contribuye a la subida de precios. La producción mundial de etanol se triplicó entre 2000 y 2007, y se espera que se duplique de nuevo desde ahora a 2017, para alcanzar los 127 000 millones de litros anuales. La producción de biodiesel aumentará desde 11 000 millones de litros anuales en 2007 a cerca de 24 000 millones de litros en 2017. El crecimiento en la producción de biocombustibles provoca mayor demanda de cereales, semillas oleaginosas y azúcar, con lo que se contribuye a mantener altos los precios.
En los países de la OCDE, al menos, este crecimiento de la producción de biocombustibles ha sido promovido hasta ahora sobre todo por medidas políticas y el informe indica que no está claro que la seguridad energética y los objetivos medioambientales y económicos de estas políticas se alcancen con las tecnologías de producción actuales. Por ello se sugiere que se revisen estas políticas.
Entre otras conclusiones del informe, destacan las siguientes:
• Tanto el consumo como la producción de todos los productos básicos agrícolas, excepto el trigo. están creciendo con mayor rapidez en los países en desarrollo. Para 2017 se espera que estos países lideren el comercio de la mayor parte de los productos agrícolas.
• Los precios altos beneficiarán a la mayoría de las explotaciones comerciales tanto en los países desarrollados como en aquellos en desarrollo. Sin embargo, muchos de los campesinos en los países en desarrollo no están conectados al mercado y no se beneficiarán de los altos precios previstos.
• Los mercados cerealeros permanecerán con dificultades de suministro, ya que es improbable que se vuelva a los niveles altos de reservas de la pasada década.
• El consumo de aceites vegetales, tanto los procedentes de las semillas oleaginosas como el aceite de palma, crecerá más deprisa que el de otros productos agrícolas en los próximos 10 años. Este aumento se debe a la mayor demanda para alimentos y para producir biocombustibles.
• El porcentaje de Brasil en la exportación mundial de carne podrá alcanzar el 30 por ciento en 2017.
FAO