Los trabajadores agrícolas necesitan más protección contra los plaguicidas

Los gobiernos necesitan fortalecer la protección con que cuentan los trabajadores agrícolas, con el fin no sólo de detener sino incluso reducir el número de intoxicaciones que sufren los agricultores a causa de los plaguicidas, declararon la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Se calcula que al año hay entre 1 millón y 5 millones de casos de intoxicación por plaguicidas, con efectos letales para varios miles de trabajadores agrícolas. La gran mayoría de las intoxicaciones se dan en el mundo en desarrollo, donde las normas de sanidad a veces son inadecuadas o no existen. Aunque estos países sólo utilizan el 25 por ciento de la producción mundial de plaguicidas, engloban un impresionante 99 por ciento de las muertes por esta causa.

Intoxicaciones

La gran mayoría de los casos de intoxicación afectan a agricultores y trabajadores agrícolas, lo cual no es sorprendente ya que estos últimos son los que están en contacto directo con estas sustancias químicas, al aplicarlas a los cultivos y trabajar en las tierras o en los huertos donde se utilizan.

Las familias de los campesinos, en particular los niños y los lactantes, también están muy expuestos a los plaguicidas. En muchos países los niños participan en las actividades agrícolas de la familia, en las que se utilizan plaguicidas, o transportan productos tratados con plaguicidas para el comercio local.

En los países desarrollados están prohibidos los plaguicidas más peligrosos o se utilizan bajo estricta supervisión, y el personal agrícola que manipula estas sustancias usa indumentaria y equipos de seguridad.

Trabajadores sin protección

En los países en desarrollo no siempre se aplican estas medidas. Con demasiada frecuencia los trabajadores no tienen el equipo adecuado o el clima en muchos países es demasiado caluroso y húmedo para llevar con comodidad ese tipo de indumentaria. A veces el equipo que utilizan para fumigar tiene fugas y como los trabajadores no siempre disponen de acceso inmediato a instalaciones para lavarse, llevan puesta ropa contaminada todo el día, y comen y beben con las manos también contaminadas.

El Senegal proporciona un ejemplo de los riesgos que corren los trabajadores agrícolas de los países en desarrollo. Hace varios años los funcionarios del gobierno comenzaron a enterarse y, posteriormente, a localizar unos casos misteriosos de intoxicación en las zonas rurales. Los síntomas eran: fiebre, dolor de pecho y abdomen, vómito, insomnio e incluso la muerte. La investigación señaló como causa de estos padecimientos el contacto con una fórmula específica de plaguicida aplicado en polvo a las semillas por los productores de cacahuetes.

En los países desarrollados, donde las semillas se suelen tratar y sembrar con medios mecánicos, estas fórmulas en polvo se utilizan en buenas condiciones de seguridad. Sin embargo, son más peligrosas en países como el Senegal, donde la agricultura tiende a ser manual. En las zonas rurales senegalesas las semillas tratadas se manipulaban generalmente sin indumentaria de protección porque a menudo no estaba disponible, además de que algunos agricultores a veces mordían las cáscaras para extraer los cacahuetes.

Como lo demuestra este caso, los factores de riesgo que contribuyen a las intoxicaciones causadas por los plaguicidas en los países en desarrollo suelen estar fuera del control directo de los trabajadores. Los agricultores, en consecuencia, dependen de que los gobiernos tomen medidas adicionales para reducir los riesgos a los que están expuestos.

El Convenio de Rotterdam

Reconociendo su responsabilidad, los gobiernos se están reuniendo esta semana en Ginebra para considerar, entre otras cosas, la inclusión de ocho nuevos plaguicidas en el Convenio de Rotterdam sobre el Procedimiento de Consentimiento Fundamentado Previo Aplicable a Ciertos Plaguicidas y Productos Químicos Peligrosos Objeto de Comercio Internacional.

El Convenio de Rotterdam exige a los exportadores obtener la «información y consentimiento previos» (ICP)de los posibles importadores antes de proceder a aplicar DDT y otros 21 plaguicidas peligrosos(además de cinco sustancias químicas industriales).

«Es muy sabido que los trabajadores agrícolas corren un especial peligro por la aplicación indebida de plaguicidas o cuando ocurren accidentes», dijo Louise Fresco, Subdirectora General de la FAO, del Departamento de Agricultura, Organización que junto al PNUMA constituyen la Secretaría del Convenio.

«La FAO está ayudando a los países del Africa occidental a proteger sus cultivos contra una proliferación masiva de langostas del desierto. En la etapa actual de la campaña no hay otra posibilidad y tienen que aplicarse cantidades considerables de plaguicidas. En estas condiciones, la Organización toma todas las medidas para dar la protección adecuada a los trabajadores agrícolas y a otras personas que participan en la campaña», añadió.

Concluyó diciendo que «el Convenio de Rotterdam desempeñará un importante papel en la habilitación de los gobiernos para que los países reciban exclusivamente plaguicidas que se pueden manipular con seguridad y se excluyan los que no son adecuados a las condiciones y tecnologías locales».

Los plaguicidas cuya incorporación en la lista de ICP de la Convención está considerándose son: binapacrilo; DNOC y sus sales; dicloruro de etileno; óxido de etileno; monocrotofos; paratión; toxafeno y fórmulas para aplicación en polvo que contengan una combinación de benominlo al 7 por ciento o más, carbofurán al 10 por ciento o más, y tiram al 15 por ciento o más.

En caso de incorporarse estas sustancias, se sumarían a los siguientes 22 plaguicidas: 2,4,5-T, aldrín, captafol, clordano, clordimerfom, clorobencilato, DDT, dibromuro de etileno, dieldrín, dinoseb, fluoracetamida; hexaclorobenceno, lindano, compuestos de mercurio y pentaclorofenol, además de algunas fórmulas de metamidofos, metilparatión, monocrotofos, paratión y fosfamidón.

FAO

Deja una respuesta