El informe sobre Planificación Energética 2002-2011 anunciado por el secretario de Estado de Economía, Energía y Pequeña y Mediana Empresa, José Folgado, contempla un aumento anual del consumo final de energía del 3,4% en los próximos diez años.
Tal crecimiento será cubierto en gran parte por el gas natural. La producción eléctrica quedará de forma que frente al actual predominio del carbón (35,9%), la energía nuclear (27,6%), el gas natural (9,7%), productos petrolíferos (9,9%) y energías renovables (16,9%), pasaríamos en el 2011 a un escenario donde el gas natural representará el 34,2% de la producción de
electricidad, las energías renovables un 28,9%, la energía nuclear un 20,1%, el carbón un 12% y los productos
petrolíferos un 4,8%.
Según el llamado Informe sobre Planificación Energética 2002-2011, se retirarán para el 2010 un total de 1.130 megavatios (MW) de instalaciones obsoletas instalaciones y se aumentará considerablemente la potencia instalada de centrales de ciclo combinado que a finales de este año 2002 sumarán 2.800 MW y en el año 2010 un mínimo de 13.500. Para Folgado hay que
compaginar ese beneficio a los ciudadanos con el desarrollo de la actividad económica de las empresas que tienen en curso un proceso de inversión en nueva capacidad instalada", lo que en la práctica supone la renuncia a toda planificación real y la total sumisión a las empresas privadas.
El gobierno no contempla el cierre de ninguna central nuclear, ni siquiera las muy obsoletas Zorita (Guadalajara) y Garoña Burgos), y sobre todo no plantea ningún plan de ahorro, en la línea con la llamada "gestión de demanda" para mejorar la eficiencia. El informe supone ceder al chantaje de las empresas eléctricas, y tendrá graves consecuencias ambientales, pues
supone renunciar a la sostenibilidad y aumentará las emisiones anuales de dióxido de carbono (el principal gas de efecto invernadero) en más de 36 millones de toneladas, lo que haría inviable el cumplimiento del Protocolo de Kioto.
Con planes como éste, el gobierno de Aznar muestra su desprecio por el medio ambiente, su nula voluntad de cumplir el Protocolo de Kioto y la completa sumisión a los intereses de las empresas eléctricas privadas, y en especial a Iberdrola y a Endesa.
Los Verdes-Izquierda Verde piden que se elabore un nuevo Plan, donde se dé prioridad a la gestión de la demanda que aminore el crecimiento del consumo eléctrico, y al desarrollo de las energías renovables, y en especial a la eólica y a la solar. Igualmente solicitan el cierre inmediato de las centrales nucleares de Zorita y Garoña.
Los Verdes-Izquierda Verde