La calidad, la higiene y la fiabilidad en los productos son temas de extrema importancia en las industrias de la alimentación, de bebidas y farmacéutica.
Entre los posibles casos de intoxicación por elementos tóxicos debemos citar los lubricantes, necesarios en la inmensa totalidad de procesos industriales.
En las industrias Cosmética, Farmacéutica y Alimentaria (CFA), es imperativa la utilización de productos lubricantes certificados como atóxicos por organismos competentes e independientes. Según la Directiva UE, los lubricantes y los fluidos técnicos relacionados tendrán que satisfacer el siguiente requisito: «Los lubricantes, aceites y grasas no tendrán efectos perjudiciales sobre los alimentos».
La mayor credibilidad, en este tipo de certificaciones, la aporta la certificación NSF (National Saffety Foods) que certifica los productos con posible contacto accidental con los alimentos, fármacos o cosméticos, que están exentos de ninguna intoxicación potencial ni agresión contra la salud,
La certificación aportada a los productos atóxicos por esta empresa auditora es la H1, que permite que los lubricantes tengan contacto accidental con los productos destinados al consumo sin ningún riesgo para el consumidor y que cumplen los requisitos más exigentes en cuanto a limpieza, olor, gusto, color y toxicidad.
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Las más importantes empresas del sector alimentario se proveen exclusivamente de lubricantes alimentarios (H1) incluso para lubricar equipos que no están en contacto directo con los alimentos, pero sí existe un mínimo riesgo de confusión en su aplicación. No dejar entrar a las instalaciones productos tóxicos es la mejor garantía de que no se va a producir una contaminación con ellos.
Bardahl
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