El MAPA impulsará el despegue de las producciones agroenergéticas por su eficacia para aportar soluciones a los problemas energéticos, según las conclusiones elaboradas en el curso «El sector alimentario: entre la producción y el ahorro energético» que, organizado por este ministerio, se ha celebrado la semana pasada en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander.
En este sentido, desde el punto de vista de España y de la UE, el sector agrario se considera un elemento básico que contribuye a la solución del problema energético ya que propicia la disminución de la contaminación ambiental y favorece la posibilidad de alcanzar una cuota significativa de independencia energética, en un marco de sostenibilidad económica.
Los procesos de industrialización de carácter global están produciendo un incremento sostenido de la demanda energética que, frente a una oferta forzosamente limitada, produce una tendencia estructural de precios al alza.
Por otro lado, los problemas que representa el cambio climático y la influencia que en éste pudieran tener los gases de efecto invernadero, medidos en equivalentes de CO2, obligaron a las Naciones Unidas a actuar. Consecuencia de ello, fueron los acuerdos del Protocolo de Kyoto al que se adhirieron la mayoría de los estados. La Unión Europea firmó precisamente este tratado y estableció una política de apoyo al conjunto de las energías renovables y, muy particularmente, a la gradual sustitución de los combustibles de origen fósil por otros de carácter renovable, en base a las llamadas producciones agroenergéticas.
A pesar de ello, el ritmo de consecución de los objetivos previstos no ha alcanzado el nivel deseable, si bien el crecimiento de las superficies dedicadas a cultivos energéticos en España ha pasado de 2.000 hectáreas en 2004 a 25.000 , en 2005, con una previsión de crecimiento para el año 2006 de no menos de 150.000 hectáreas.
AGRALIA