En su intervención ha resaltado la importancia de la Directrices voluntarias para el derecho a la alimentación, aprobadas por el Consejo de la FAO en 2004, como instrumento para orientar las políticas hacia la reducción del hambre
Santiago Menéndez de Luarca ha valorado el trabajo de las ONGs en el periodo de negociación de estas Directrices y su campaña de concienciación social «Derecho a la alimentación, urgente»
En el acto de presentación del libro «Directrices voluntarias para el derecho a la alimentación» celebrado hoy en la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el Subsecretario, Santiago Menéndez de Luarca, ha resaltado la necesidad de aunar los esfuerzos de la administración y la sociedad civil, para avanzar en la defensa del derecho universal a la alimentación, colaboración que ya se ha puesto en práctica mediante la publicación conjunta del libro hoy presentado, que ha sido elaborado por Cáritas, Prosalus y Veterinarios Sin Fronteras, en colaboración con el MAPA.
En este libro, ha comentado el Subsecretario, junto con valiosos comentarios sobre las Directrices Voluntarias para el derecho a la alimentación, realizados a la luz de los derechos humanos, se aborda el derecho a la alimentación como un derecho universal exigible por y para todos los seres humanos.
Santiago Menéndez de Luarca ha recordado que este derecho a a la alimentación, reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuenta apenas con medio siglo de existencia, surgiendo en aquellos años con un carácter meramente ético.
En su repaso sobre el reconocimiento de este derecho con el paso de los años, el Subsecretario ha destacado el interés demostrado por los países para llegar a unos acuerdos que tuvieran un carácter más vinculante, lo que llevó al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado en 1966, en el que el derecho a la alimentación figuraba de forma prominente, Pacto que finalmente quedó en un compromiso para lograr su efectividad, de forma progresiva, en la medida en que las posibilidades económicas de cada país lo permitiera.
El hecho de que unos años después se constatara que el derecho a la alimentación solo era una realidad en los países desarrollados, en los que además iba aumentando el número de personas excluidas socialmente y que 850 millones de seres humanos sufrían el problema del hambre, motivó, según ha explicado Menéndez de Luarca, que la FAO, con el apoyo de la sociedad civil representada por las ONGs, iniciara en 2002 la redacción de un Código de Conducta que permitiera la puesta en práctica del derecho a la alimentación.
Fruto de este trabajo, surgieron las «Directrices voluntarias para el derecho a una alimentación adecuada, en el contexto de la seguridad alimentaria nacional», aprobadas por el Consejo de la FAO en noviembre de 2004, que, según ha manifestado el Subsecretario, pueden convertirse en un instrumento valido para que los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional orienten sus políticas hacia la reducción del hambre.
Santiago Menéndez de Luarca ha finalizado reconociendo el papel de las ONGs en el proceso de negociación de esas Directrices Voluntarias, y el valor de la campaña «Derecho a la Alimentación, urgente», llevado a cabo por estas Organizaciones No Gubernamentales en paralelo al proceso negociador, una campaña destinada a sensibilizar a los ciudadanos sobre este derecho universal, y en cuyo marco se publica el libro hoy presen
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