Nadie podrá decir que la crisis que padece el sector bovino ha surgido de forma inesperada; hace más de una década que se dieron en Gran Bretaña los primeros casos, un país con el que compartimos mercado y política agraria. Que no se haya dispuesto de mecanismos eficaces que hubiesen evitado la propagación del mal y que hubieran garantizado la seguridad alimentaria, se debe únicamente a la pasividad irresponsable de las administraciones.
La situación ha desbordado a la Comisión Europea y al Gobierno español, que han tenido muchos años para haber evitado la alarma social y la ruina del sector bovino. Ahora, cuando son necesarias medidas de urgencia para paliar las consecuencias de una imperdonable falta de previsión, los ganaderos se encuentran con un Gobierno desbordado por los acontecimientos, desorientado y sin ideas, que sólo se preocupa por dar imagen de eficiencia a través de un comité, el Comité Rajoy, que tendría que haber dado respuestas inmediatas y que, una semana después de su constitución, no ha hecho absolutamente nada.
Los ganaderos, cansados de tanta falta de previsión, de tanta pasividad, de tanta desorganización, de la falta de respuestas; soportando una situación que les está llevando a la ruina, y con el único deseo de que se recupere la normalidad para proporcionar a la ciudadanía alimentos de calidad y con total garantía, han decidido despertar al Gobierno de su letargo con una gran movilización que tendrá lugar en Madrid el próximo día 8 de febrero, y a la que se invita a toda la sociedad española, porque los perjudicados por está crisis anunciada están siendo, precisamente, los que menos responsabilidad tienen: consumidores y productores.
GABINETE DE PRENSA