Más del 16% del suelo de la UE está afectado por la degradación

Más del 16 por ciento del suelo de la Unión Europea (UE), es decir, un total de 52 millones de hectáreas, está afectado por algún tipo de proceso de degradación. Este problema conlleva la pérdida de capacidad del suelo para realizar sus funciones tanto sociales, económicas como medioambientales, todas ellas esenciales para la vida.

Ante este grave problema, España se ha marcado como prioridad durante este semestre lanzar una política comunitaria para la protección integrada de la calidad de los suelos y completar así el marco ya existente para la protección del agua y de la atmósfera.

Por ello, los ministros de Medio Ambiente de la UE, bajo la presidencia del ministro español, Jaume Matas, comenzaron el pasado viernes a abordar en Palma de Mallorca, en el marco de la Reunión Informal de la Presidencia Española de la UE, las amenazas más importantes para el suelo y las acciones que deben emprenderse a escala comunitaria.

El debate estuvo centrado en la Comunicación elaborada por la Comisión Europea Hacia una estratégica temática para la protección del suelo que ha recibido un decidido apoyo por parte de España. Este documento constituye el primer paso para la articulación de la política comunitaria y una buena base para alcanzar un consenso político en materia de protección de suelos. Para ello, la Presidencia Española ha preparado un documento de trabajo específico para esta Reunión Informal denominado Política de protección integrada de la calidad del suelo.

El suelo es un recurso limitado y no renovable ya que su degradación puede tener lugar con gran rapidez no sólo por los agentes meteorológicos, sino también como consecuencia de las múltiples presiones a las que le somete las actividades humanas. En climas húmedos para formarse tan sólo 2,5 centímetros de suelo es necesario que pasen 500 años.

Por ello, es imprescindible adoptar medidas preventivas, entre otras cosas, porque muchos de los problemas que aparecen en la atmósfera y en el agua tienen su origen en el suelo.

La degradación del suelo afecta, con mayor o menor intensidad, a todos los Estados miembros de la UE. Los principales problemas de degradación son: la erosión, la contaminación, la pérdida de materia orgánica, la salinización, el sellado y la compactación.

La desertificación es la degradación que se produce en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como resultado de diversos factores tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.

La erosión afecta a 27 millones de hectáreas en la UE

La erosión es un proceso natural que se ve acelerado por acciones humanas principalmente como prácticas agrícolas inadecuadas, el pastoreo intensivo, los incendios forestales provocados y el desarrollo industrial, entre otras.

Los efectos de este fenómeno son la pérdida de fertilidad de los suelos agrícolas y forestales, la disminución de la regulación natural de las aguas, el acortamiento de la vida útil de los embalses por deposición de las partículas erosionadas, además de condicionar la productividad agraria y favorecer las inundaciones catastróficas.

La mayor parte de los países europeos están afectados en mayor o menor medida por la erosión. En conjunto, el problema de la erosión afecta a 27 millones de hectáreas. La Región Mediterránea es donde más incidencia tiene este fenómeno por las fuertes pendientes, las elevadas temperaturas o la frecuencia de lluvias torrenciales con 50 toneladas de pérdida de suelo por hectárea y año en algunos sitios.

Otra de las causas de degradación es la contaminación puntual del suelo como consecuencia actividades industriales, explotaciones mineras, agricultura y vertido de residuos, entre otros. Aproximadamente, el número de emplazamientos contaminados en la UE asciende a 1.446.400 aproximadamente

La utilización de combustibles fósiles, la agricultura intensiva y la utilización inadecuada de fertilizantes contribuye a la acidificación de los suelos que conlleva una pérdida de fertilidad y la destrucción de comunidades de organismos beneficiosos. El 31 por ciento de la superficie forestal europea está afectado por la acidificación, un total de 75 millones de hectáreas.

La salinización afecta principalmente a determinadas regiones de los países mediterráneos como consecuencia de la sobreexplotación de los acuíferos en las zonas costeras. Se estima que aproximadamente más de 3,8 millones de hectáreas se pueden encontrar afectadas por este proceso en Europa.

El suelo constituye la base para la obtención de alimentos y materias primas, así como el soporte espacial necesario para el desarrollo de la mayor parte de las actividades humanas. También desempeña funciones fundamentales para el medio ambiente y la salud humana como la protección de las aguas subterráneas y sirve de hábitat de numerosos organismos que viven en él. Por todo ello, la protección de este medio es necesaria para garantizar el desarrollo sostenible.

Moncloa

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