La responsable de la Consejería, Rosario Arévalo, afirmó que este Plan constituye un ejemplo más del esfuerzo que viene realizando desde hace años el Gobierno regional para evitar los delitos cometidos contra la fauna, como el uso indiscriminado de venenos u otras sustancias tóxicas.
La consejera de Medio Ambiente explicó que la experiencia práctica de gestión y la información técnica y científica recogida en los últimos años han servido de punto de partida para la elaboración de las líneas prioritarias de actuación del Plan.
Según dijo, la coordinación y organización de los agentes medioambientales y del resto de personal que trabaja en acabar contra el uso ilegal de venenos ha ido aumentando de forma progresiva, al igual que su sensibilización y formación.
De esta forma, se ha conseguido una mayor eficacia, rapidez y diligencia en sus actuaciones. Buena muestra de ello, aseveró, es la actuación seguida ante la aparición el pasado mes de marzo de un cadáver de una hembra adulta de águila imperial ibérica en una finca de Toledo.
Entre otras actuaciones, Arévalo se refirió al seguimiento y rastreo de la utilización de los cebos envenenados; las denuncias y tramitación de los casos que se detectan; la correcta recogida, custodia y análisis de las pruebas; la tramitación de las medidas cautelares y la coordinación con otros sectores y colectivos involucrados, como el SEPRONA, organizaciones ecologistas y órganos de justicia.
Asimismo, Arévalo subrayó el importante trabajo que está realizando el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas (CERI) de Sevilleja de la Jara (Toledo), al recibir a aquellos animales que sufren síntomas de envenenamiento, así como los cebos que supuestamente se utilizaron para causar su muerte.
De otro lado, la consejera reiteró el apoyo del Ejecutivo castellano-manchego al ‘Programa Antídoto’, puesto en marcha por una plataforma de organizaciones conservacionistas con el fin de unificar y coordinar esfuerzos en la lucha contra el uso de venenos.
Por último, la titular de Medio Ambiente aseveró que, junto al esfuerzo realizado desde las distintas instituciones, resulta fundamental la colaboración de la población. “Todos debemos tener muy claro que el uso de cebos envenenados para el control de los depredadores es una práctica ilegal y repudiable, que conlleva la muerte de todo tipo de especies, incluso aquellas vulnerables o que se encuentran en peligro de extinción”, concluyó
JCCM