S.A.R. el Príncipe de Asturias, acompañado por la ministra de Medio
Ambiente, entregó hoy los diplomas de reconocimiento a los primeros 27
propietarios de fincas rurales privadas que han participado en el programa de
acuerdos voluntarios para la conservación del lince ibérico.
El diploma distingue la buena gestión ambiental de los propietarios y su
contribución a la mejora de los hábitats del lince y al fomento de las poblaciones
de conejo, alimento fundamental de este felino. Los propietarios se integraron en
esta iniciativa en los años 1999, 2000 y 2001. De las fincas reconocidas en este
acto, 9 están situadas en Andalucía, 14 en Castilla-La Mancha y 4 en
Extremadura.
El Ministerio de Medio Ambiente impulsa el programa de conservación de
especies amenazadas en fincas privadas para conseguir una participación
activa de los propietarios, ya que son un elemento esencial en la protección y
recuperación de la fauna española que está en peligro de extinción. Estos
convenios voluntarios se denominan Acuerdos de Gestión de Hábitat.
Ante la situación crítica del lince, que según el último censo (2002) no
sobrepasa los 200 ejemplares, este felino se consideró especie prioritaria y el
Ministerio articuló los acuerdos a través de las organizaciones no
gubernamentales WWF/Adena y CBD Hábitat. Estas ONG son las encargadas
de establecer los detalles del convenio y de poner en práctica, en colaboración
con las comunidades autónomas, las medidas de conservación y de control de
especies.
GARANTIA PARA EL LINCE
La firma de estos acuerdos supone la mejor garantía de seguridad y tranquilidad
para los linces y su hábitat, pues así se evita tanto la mortalidad accidental como
la incidental asociada al hombre. En las fincas, y de común acuerdo con las
propiedades, se intensifica la vigilancia de las áreas críticas más sensibles para
el lince, sobre todo en la época de cría, por parte de la guardería de la finca y de
los naturalistas que trabajan en el proyecto.
Las propiedades se comprometen, además, a proteger al lince y su hábitat y
compatibilizar los usos y aprovechamientos de las fincas con los requerimientos
del lince. Se crea así un ambiente de confianza favorable hacia la especie. Los
aspectos más importantes que incluyen son el compromiso de mantener y
proteger el hábitat del lince; la eliminación de trampas; la vigilancia de la finca;
las actuaciones de control y seguimiento del lince; la disponibilidad del terreno
para efectuar las actuaciones de mejora y gestión del hábitat; y en su caso, la
veda del conejo.
En algunos casos los acuerdos también contemplan la adquisición de los
derechos de caza del conejo para el establecimiento de su veda temporal hasta
que se recupere a niveles sostenibles y evaluar sus poblaciones y posibilidades
de recuperación. En aquellas fincas donde en el transcurso del proyecto el
conejo se recupere significativamente, ésta se efectuará de forma sostenible.
También se contempla la utilización de los conejos para la repoblación de otras
fincas deficitarias.
Hasta el día de hoy, las fincas privadas acogidas a convenios voluntarios son
76, con una superficie total aproximada de 112.000 hectáreas; 9 lo han hecho
con WWF/Adena y 25 con la Fundación CBD-Hábitat; mientras que otros 43
propietarios los han suscrito, a partir del año 2002, con la Junta de Andalucía.
El programa ha recibido financiación principalmente del Ministerio de Medio
Ambiente y de la Unión Europea a través de proyectos Life-Naturaleza, pero
también han contribuido la Fundación Biodiversidad, la Fundación Territorio y
Paisaje de Caixa de Cataluña, la Federación Española de Caza y Euronature.
Desde el comienzo del programa hasta el día de hoy, las inversiones del
Ministerio han sido de aproximadamente un 1.700.000 euros.
El acto de reconocimiento, organizado en colaboración con la Fundación Botín,
incluye a los propietarios pioneros en integrarse en el programa de conservación
el lince. Las fincas ocupan una superficie de aproximadamente 55.000
hectáreas, de las cuales cerca de 24.000 corresponden a Sierra Morena en
Jaén y Ciudad Real, en torno a 22.000 a Montes de Toledo-Guadiana y 9.000 a
las sierras de Extremadura.
La importancia de estas fincas está avalada por muchos motivos como por
ejemplo, que de los 24 territorios con linces reproductores que se conocen en
Sierra Morena, mas de la mitad (13) se encuentran en las fincas premiadas. En
estas fincas se han fotografiado 82 ejemplares distintos, es decir, casi la mitad
de la población estimada de linces que quedan.
También se han incluido fincas no sólo con poblaciones actuales de lince, sino
aquellas de su área de distribución potencial. Es decir, se tiene en cuenta a las
fincas cercanas a núcleos actuales de la especie, bien en zonas de paso o de
dispersión, y a aquellas donde ha desaparecido la especie desde el primer
inventario, realizado en 1988, pero que aún conservan hábitat potencial en buen
estado. Con ello se pretende reconocer el esfuerzo de algunas fincas en
conservar el hábitat del lince para una posible reocupación en el futuro.
De esta forma se reconoce que, además de la preservación total de sus últimos
reductos, el futuro de esta especie a largo plazo debe pasar por la ampliación de
su actual área de distribución, mediante recolonizaciones naturales o
reintroducciones a partir de individuos criados en cautividad.
Otro valor de estas fincas es la presencia en ellas de un buen número de
algunas de nuestras especies amenazadas más emblemáticas. Por ejemplo, en
estas fincas se reproducen unas 24 parejas de águila imperial, 106 de buitre
negro y unas 10 de cigüeña negra. Hay que destacar el papel beneficioso para
la recuperación del águila imperial de las medidas adoptadas en los acuerdos
voluntarios.
Según los resultados obtenidos hasta la fecha, los técnicos consideran que la
actitud positiva de los propietarios ha contribuido significativamente a frenar
parte de los factores negativos que inciden sobre el lince y que se está
empezando a obtener mejoras de su hábitat, mediante la potenciación de las
poblaciones de conejo y la eliminación de los factores de mortalidad.
MMA