Miles de ganaderos de la COAG se han movilizado en todo el Estado español desde el pasado lunes, para repetirle al Gobierno de José María Aznar que tiene la obligación de asumir, de una vez por todas, su responsabilidad en la crisis, en lugar de derivarla hacia la Unión Europea y las Comunidades Autónomas.
La crisis de las EEB está provocando al sector ganadero unas pérdidas de más de 15.000 millones de pesetas, por el momento, y puede acarrear la ruina definitiva de muchos ganaderos; además, se quiere forzar a los productores a declarar que sus animales no presentan síntomas patológicos mediante los nuevos certificados que quiere poner en marcha la Administración para aquellos animales que van al matadero, obligándoles con ello a asumir funciones veterinarias de manera impropia, que les convierte en responsables últimos de cualquier contingencia. COAG considera que no se puede obligar, en ningún caso, al ganadero a declarar técnicamente que sus animales no padecen ninguna enfermedad, y cuestiona la legalidad de esta disposición contra la que estudia la interposición de un recurso jurídico.
Los ganaderos de la COAG exigen un cambio de política agraria, que permita producir alimentos de calidad, que garanticen la salud pública; el modelo vigente fomenta técnicas de producción industriales e intensivos, que buscan la cantidad en lugar de la calidad, resultando como más perjudicados: consumidores y ganaderos honrados. La Comisión Europea se queda corta en sus previsiones sobre la media de consumo (descenso del 27 %) y precio (descenso del 26,6%) ya que en España se constata una caída de precios del 50 % y una caída de consumo de entorno al 70 %
Desde la COAG se pide que la carne que venga importada desde terceros países pase también los mismos controles a los que se somete a la procedente del ganado interior, porque sólo así se garantizará la seguridad alimentaria, puesto que las harinas de origen animal se están usando en otros Estados productores. Además COAG rechaza la intención de la Comisión Europea de permitir la entrada de carne tratada con hormonas para el engorde de ganado procedente de los EE.UU. ya que, si bien no están probados sus efectos perniciosos para la salud humana; tampoco lo está su inocuidad; la comercialización de está carne hormonada puede agravar la alarma social y provocar un mayor rechazo de la carne de vacuno.
GABINETE DE PRENSA