Por si fuera poco, con el cambio climático es muy probable que estas catástrofes aumenten en frecuencia y magnitud. Desde 1990, el porcentaje de territorio y población de la UE afectados por la sequía ha pasado del 6% al 13%.
A los fenómenos naturales y las epidemias se añaden las catástrofes de origen humano (mareas negras, contaminación radiactiva, etc.) que son una amenaza para la salud y el medio ambiente. La respuesta de la UE consiste en mejorar su capacidad para reaccionar ante las catástrofes antes, durante y después de que se produzcan.
A menudo, las catástrofes no respetan fronteras. Las epidemias y los incendios pueden propagarse de un país a otro, los ríos esparcen la contaminación sin pararse en las fronteras y las mareas negras degradan todas las playas que encuentran a su paso.
La nueva estrategia propuesta se centra ante todo en este tipo de catástrofes, que pueden afectar a varios países de la UE y exigen una respuesta conjunta. Incluye la mejora del acceso a los sistemas de alerta rápida, la utilización más eficiente de los fondos europeos y la elaboración de un inventario sobre la información existente y las mejores prácticas en toda la UE.
La UE también quiere mirar más allá de sus propias fronteras con otra nueva estrategia para reducir el riesgo de catástrofes en los países en desarrollo . Se teme que los países menos desarrollados sufrirán especialmente las consecuencias del cambio climático. En África, por ejemplo, el rendimiento de los cultivos de secano podría reducirse en un 50% de aquí a 2020. Y eso no es todo: es muy probable que, además, las enfermedades tropicales sigan ganando terreno.
La estrategia ayudará a los países en desarrollo mediante la financiación de las iniciativas nacionales para reducir estos riesgos. También habrá ayudas a nivel regional para campañas de sensibilización y otras actividades.
En junio de 2009 la Comisión propondrá actuaciones específicas para la aplicación de estas estrategias.
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