Nuevas reglas del juego para los OGM

El polémico debate sobre la coexistencia entre las plantas cultivadas modificadas genéticamente y las plantas cultivadas convencionales y ecológicas ha sufrido una nueva vuelta de tuerca con el informe de iniciativa presentado por la comisión de Agricultura y que la Cámara votará en la próxima sesión plenaria. El tono de la resolución sorprende por su tono crítico en torno a los agricultores de organismos genéticamente modificados (OGMs). En términos generales, los diputados exigen una protección estricta y más efectiva para los agricultores de productos convencionales o biológicos contra la posible contaminación accidental producida por el cultivo de OGMs en las cercanías o por el uso de semillas parcialmente contaminadas. La comisión de Agricultura rechaza la opinión de la Comisión de que un tema tan sensible como la coexistencia de ambos cultivos debería dejarse en manos de los Estados, e incluso defiende que los agricultores de OGMs deberían tener responsabilidad civil sobre la contaminación accidental.
Los diputados rechazaron numerosas enmiendas de algunos miembros del PPE encaminadas a flexibilizar y suavizar la resolución. Además, lejos de aceptar las propuestas de subsidiariedad, la resolución adoptada pide «que se establezcan sin demora a escala comunitaria regulaciones sobre la coexistencia de las plantas cultivadas modificadas genéticamente, por una parte, y las plantas cultivadas convencionales y ecológicas no modificadas genéticamente, debiéndose implicar a ese respecto al Parlamento Europeo en el marco del procedimiento de codecisión» (párrafo 3).

Responsabilidad civil

Los diputados urgen además a la Comisión a que «presente una propuesta sobre la responsabilidad civil y el seguro a escala comunitaria frente a posibles perjuicios financieros en relación con la coexistencia» (6). La cobertura debe ser adecuada «de modo que, en caso de daños, los interesados puedan obtener rápidamente una indemnización suficiente» (7).

OGMs en semillas

Otro de los aspectos más sensibles de la coexistencia es la producción de semillas y la posibilidad de establecer un nivel máximo de contaminación para poder ser consideradas como no modificadas genéticamente en su etiquetado. Hoy en día es prácticamente imposible encontrar semillas puras que no tengan ningún resto de OGM, por lo que el riesgo de que el producto final tenga una contaminación mayor de la permitida aumenta. En este sentido, la resolución exige a la Comisión que «prescriba el etiquetado de los organismos modificados genéticamente en las semillas a partir del umbral de identificación técnicamente fiable» (2). El ponente, Friedrich-Wilhelm GRAEFE zu BARINGDORF (V-ALE, D), que además es agricultor biológico, quiso establecer dicho umbral de contaminación en el 0.1%, pero acabó retirando la referencia por falta de consenso entre los otros eurodiputados. El reglamento en vigor de la UE introdujo en junio de 2003 un nivel de tolerancia accidental de OGMs del 0.9% en productos convencionales, pero deja sin especificar el umbral permitido en las semillas. La Comisión propuso recientemente en una nota que el nivel máximo aceptable de contaminación estuviera entre el 0.3% y 0.7%.

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