Se aprovechan grandes volúmenes de restos de naranja, perniciosos para el entorno natural, ya que “son arrojados en escombreras y lugares diversos produciendo la correspondiente fermentación, que da lugar al propio reventado de la escombrera cuando es cerrada, genera olores indeseables y puede derivar en expedientes de Medio Ambiente con sanciones”, explica Felipe Silvela, consejero de la firma.
También consigue escualeno vegetal, procedente de los ácidos grasos del aceite de oliva y escualeno animal, que proviene del aceite de hígado de escualo (tiburón). Estos ingredientes (ambos) se utilizan en cosméticos, medicinas y productos energéticos. Así, según la Organización Mundial de la Salud, este ingrediente se añade a las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria. En otro ámbito, el escualeno también lo utiliza, por ejemplo, la firma cosmética L’oreal en muchos de sus productos «porque produce un efecto hidratante sobre la piel”, asegura el consejero de GlobaLab.
Incluso esta materia prima puede prevenir el daño del radical libre que causa la avería del colágeno y de la elastina, elementos básicos para mantener la piel en buenas condiciones. También se ha sabido que puede revelar los síntomas relacionados con el eczema y el psoriasis. “El único problema es que nuestros cuerpos no pueden producir escualeno en altas cantidades”, explica Silvela..
La firma se instalará en su nueva sede en el polígono industrial El Garrotal de Palma del Río en dos o tres meses, en un centro de 8.500 m2 que dispondrá de una depuradora propia, con lo que no generará residuos. El proyecto, que cuenta con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y de la Agencia para la Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), ha tenido una inversión total de ocho millones de euros. El primero aporta 1.300.000 euros, mientras que la segunda colabora con unos dos millones.
El proceso utilizado por la empresa para fabricar las materias primas destinadas a las industrias química, farmacéutica y cosmética consiste en la obtención de bioflavonoides, pectinas y carotenoides (procedentes de la cáscara de naranja) y escualeno (del aceite de oliva). La sociedad emplea una tecnología innovadora diferente a la que se aplica en otras plantas industriales, señala Felipe Silvela. “Ahí radica la diferenciación e innovación por medio de nuestras patentes europeas para proteger estos procesos de producción”.
En este sentido, la compañía cordobesa persigue generar valor añadido en estos subproductos (cáscara de naranja, ácidos grasos del aceite), obteniendo materias primas para las citadas industrias, con la intención de diferenciarse de la competencia, y «convertir este problema en una oportunidad de negocio», afirma Felipe Silvela, consejero de la sociedad.
Junta de Andalucía