La colaboración de la organización internacional de conservación marina con la Guardia Costiera italiana ha permitido la detención de decenas de barcos ilegales y el decomiso de 300 km de red en las últimas semanas.
A lo largo de las últimas tres semanas, el catamarán Oceana Ranger ha recorrido mil millas del Tirreno, frente a las costas de Italia y Sicilia. La tripulación del Ranger ha podido documentar la actividad de decenas de pesqueros utilizando redes de deriva que fueron prohibidas por la Unión Europea hace cuatro años. Esos barcos recibieron más de 200 millones de euros en subvenciones para reconvertirse a otro tipo de pesca pero, tras ingresar esos fondos, continuaron utilizando los artes ilegales.
Cada vez que el Ranger detecta la presencia de un barco ilegal, comunica inmediatamente vía satélite a la central de la Guardia Costiera italiana los datos correspondientes al nombre, matrícula, posición, longitud estimada de la red y distancia a la costa. La comunicación va acompañada de evidencias fotográficas.
Las imágenes de los buques ilegales mientras pescan van llegando a manos de la Guardia Costiera minutos después de que los pesqueros son identificados por Oceana, por lo general cuando los barcos todavía tienen las redes en el agua, y en algunos casos mientras están extrayendo especies, como el pez espada y el atún, cuya captura está estrictamente prohibida con cualquier tipo
de redes de enmalle.
En ocasiones, los guardacostas han llegado a tiempo para detener a los rederos en el momento en que estaban realizando la pesca prohibida. Otras veces, han esperado a los pesqueros en sus puertos base para interceptarlos a su llegada.
Esta colaboración entre Oceana y la Guardia Costiera, y la actividad independiente de la misma, ha permitido que en las últimas semanas fueran detenidos decenas de barcos y confiscados cerca de 300 kilómetros de red de deriva.
Según el oceanógrafo Xavier Pastor, director de la expedición del Oceana Ranger, ‘La colaboración actual entre las autoridades italianas y organizaciones como Oceana, Marevivo, Animalisti Italiani y otras asociaciones de ese país debe poner fin para siempre a la ilegalidad de esa flota. Este año debe ser el último en el que los rederos italianos pongan en evidencia a su país frente a las instituciones europeas y hagan afrontar a su gobierno el riesgo de severas sanciones por parte de la Comisión Europea por incumplimiento de la normativa pesquera y por fraude en el uso de las subvenciones comunitarias’
Para que esto sea posible, el nuevo gobierno italiano debe reforzar las intervenciones de la Guardia Costiera y otros cuerpos de inspección, y tomar una serie de medidas legislativas que impidan el fraude y la picaresca actuales.
La legislación italiana tiene que hacerse inequívocamente reflejo de la de la Unión Europea, que prohíbe no solo el uso de las redes de deriva para la pesca de pez espada y atún entre otras especies, sino también la tenencia de las mismas a bordo de los pesqueros, en el mar o en puerto.
Las redes decomisadas deben ser destruidas, y no entregadas “en depósito” a los propios infractores, que evidentemente vuelven a utilizarlas.
Debe prohibirse que los barcos dispongan de más de un arte de pesca a bordo, para evitar que burlen a los inspectores argumentando que, aunque llevan redes de deriva, el pescado prohibido ha sido capturado con los pocos anzuelos que también transportan en el barco para ser utilizados como coartada.
Es necesaria la presencia en todos los puertos italianos de inspectores para impedir la descarga de especies prohibidas desde los pesqueros directamente a camiones frigoríficos que abandonan rápidamente el puerto rumbo a canales irregulares de comercialización.
Según Oceana, estas medidas solamente requieren de voluntad política de poner fin a este escándalo y la activación decidida del sistema de Guarda Costiera, Guardia de Finanza, y otros cuerpos que el Ranger ha podido observar en todos los puertos italianos.
Las redes de deriva fueron prohibidas por la Unión Europea, los Estados Unidos y muchas otras naciones siguiendo el mandato de la ONU. Esta resolución fue tomada después de que se constatara que este tipo de artes capturaba sin discriminación todo tipo de especies, sobreexplotaban los stocks, y producían excesivas capturas accidentales de mamíferos marinos como delfines, cachalotes, ballenas y otras especies protegidas, como las tortugas marinas. La prohibición europea entró en efecto a principios de 2002, tras varios años de transición.
El catamarán Oceana Ranger proseguirá a lo largo de las próximas semanas su expedición, con el objetivo de documentar nuevas infracciones y presentar, al final de la temporada de pesca, un informe completo de las mismas a la Unión Europea y al Gobierno Italiano
OCEANA