OCEANA pide límites estrictos a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de barcos

Oceana y otros grupos conservacionistas instan a la Organización Marítima Internacional (OMI) a establecer límites estrictos a las emisiones de gases de efecto invernadero que emiten las embarcaciones de todo el mundo. La petición se hace con motivo del comienzo de la reunión de este organismo en Londres, ya que todos los años los barcos emiten más de 450.000 toneladas de dióxido de carbono. Tan solo hay cinco países que superen las emisiones de dióxido de carbono de la flota mundial: la industria naval libera más dióxido de carbono que Alemania y casi tanto como Japón, según informes de la OMI.

En declaraciones de Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa, “los mecanismos para reducir las emisiones de los barcos están a disposición de los armadores y de los gobiernos. Reduciendo la velocidad de los buques en un 10% sus emisiones disminuyen en un 23%, y la utilización de modernas velas de apoyo a la navegación, que están ya disponibles comercialmente, pueden reducir el consumo en un 30%”.

“La flota naval podría representar aproximadamente el 20 por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono antes de 2050 si no se aplican restricciones”, afirma John Kaltenstein, director del programa Clean Vessels de Friends of the Earth. “Hace 12 años que la OMI se ocupa de este asunto; ha llegado el momento de actuar.”

Más que confiar en medidas o planes de medición voluntarios, deben fijarse límites a la contaminación causante del calentamiento global y la flota debe responsabilizarse de cumplirlos.

“Dejándolo en algo voluntario no se obtendrán resultados”, añade David Marshall, asesor del Clean Air Task Force. “Se requieren objetivos y medidas obligatorias para reducir las emisiones, junto con instrumentos económicos que las limiten.”

Hasta la fecha, la mayoría de los debates de la OMI acerca de emisiones de gases de invernadero procedentes de barcos se han centrado en el desarrollo de medidas operativas y de eficiencia voluntarias, sin fijar objetivos ni pautas para exigir mejoras reales y reducciones en las emisiones. Sin embargo, la OMI ha recibido varias propuestas previas a la reunión de hay para exigir o incentivar las reducciones.

Estado Unidos, en particular, ha presentado una propuesta que exigiría a todos los barcos reducir sus emisiones mediante una mejora de su eficiencia y con objetivos dentro de plazos establecidos. Dichas mejoras ayudarían a reducir el uso de combustible, la contaminación y los costes operativos en general, dado que el combustible es el principal coste operativo de un buque normal. La OMI también va a debatir sobre varias propuestas para aplicar medidas de mercado a la industria naval –como un impuesto sobre combustible para barcos o un sistema de comercio de emisiones– que tienen potencial de reducir las emisiones de gases de invernadero procedentes de los barcos.

“Limitarse a medir la contaminación causante del calentamiento global que procede de los barcos es demasiado poco y demasiado tardío”, afirma Jacqueline Savitz, Directora de Campaña de Oceana. “Los barcos son una importante fuente del problema y, al igual que otras, deben reducir sus emisiones. Disponemos de los instrumentos, son eficientes y, sencillamente, no tenemos más tiempo que perder.”

OCEANA

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