Las redes de deriva en este área tienen como principal especie objetivo el salmón atlántico (Salmo salar). Su utilización no sólo pone en peligro la conservación de las reservas de salmón salvaje, sino que además constituye una grave amenaza para la conservación de la marsopa común (Phocoena phocoena) en estas aguas.
Las redes de deriva, prohibidas por la Asamblea General de Naciones Unidas por representar una grave amenaza para la conservación de cetáceos y tortugas marinas en el mundo, continúan utilizándose en muchos mares.
En Europa, este arte de pesca ya fue prohibido en 2002 para la captura de grandes especies pelágicas como el atún rojo o el pez espada, afectando principalmente a las flotas italianas y francesa del Mediterráneo, y a la española y francesa del Atlántico. La falta de control y voluntad por parte de las autoridades competentes ha llevado a una situación, 5 años después de la entrada en vigor de la prohibición, en la que más de 150 embarcaciones europeas continúan faenando en el Mediterráneo con este arte de pesca ilegal, tal y como ha venido demostrando Oceana en los tres últimos años.
Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana en Europa, ha afirmado que “la entrada en vigor de la prohibición del uso de redes de deriva en el mar Báltico puede convertirse en otro papel mojado si no se garantiza su cumplimiento, demostrando que algo se ha aprendido de los errores cometidos en el Mediterráneo”. Y ha añadido que “Oceana sigue trabajando para la eliminación total del uso de redes de deriva en el Mediterráneo y, cinco años después de que la prohibición entrara en vigor, hemos documentado y denunciado más de 150 embarcaciones que continúan con esta pesca ilegal. Este hecho nos hace dudar de que la situación en el Báltico vaya a ser distinta si no se toman medidas”.
Según el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES en inglés), en el mar Báltico las capturas de salmón con redes de deriva suponían hasta 2006 un 70% del total de capturas de salmón efectuadas en el área. La prohibición de este arte de pesca implica la utilización de otros métodos como el palangre. Sin embargo, se calcula que el uso del palangre no va a compensar la pérdida de este porcentaje de capturas de salmón, ahora que ha entrado en vigor la prohibición. Por otra parte, en 2007 un 40% de las embarcaciones que faenaban en 2003 con redes de deriva estaban todavía autorizadas para la utilización de este arte de pesca. Estos datos no ofrecen muchas garantías sobre el futuro cumplimiento de la prohibición por parte de las flotas afectadas.
Xavier Pastor ha concluido que “la moratoria mundial del uso de redes deriva fue el primer caso en el que se impusieron medidas contra un arte de pesca concreto por razones conservacionistas. Quince años después de la moratoria acordada por la Asamblea General de Naciones Unidas contra este arte de pesca, el problema sigue ahí, comprometiendo seriamente la conservación de especies marinas amenazadas y reservas pesqueras, lejos de cambiar si los gobiernos no toman las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de las prohibiciones”.
OCEANA