Cuando apenas faltan tres años para que se cumpla el plazo dado por Naciones Unidas para la protección de, al menos, el 10% de la superficie marina mundial, España aún necesita aumentar rápidamente el escueto 0,5% de áreas protegidas con los que hoy en día cuenta. Para ello, será necesario un ritmo de protección de casi 65 km2 al día.
En un acto presidido por la Directora de la Fundación Biodiversidad, Ana Leiva, y el Director de Oceana para Europa, Xavier Pastor, se ha presentado “Propuesta de áreas marinas de importancia ecológica: Atlántico Sur y Mediterráneo español”, un informe científico fruto de la investigación realizada por Oceana con el apoyo de la Fundación Biodiversidad. El estudio incluye una propuesta de 25 espacios marinos, la mayoría de los cuales no están protegidos, y que, dado su valor ecológico, Oceana propone para su protección.
La declaración de nuevas áreas marinas protegidas en lugares como el seco de los Olivos (Andalucía), las montañas submarinas del canal de Mallorca (Baleares), los cañones de Palamos y Creus (Cataluña), el seco de Palos (frente a Murcia) o el cabo de la Nao (Comunidad Valenciana), junto a la ampliación de zonas ya protegidas como Columbretes, Alborán o Doñana, son algunas de las propuestas realizadas por Oceana y que se incluyen en este estudio sobre más de medio centenar de lugares del Mediterráneo español y aguas atlánticas adyacentes.
“El trabajo realizado a través de un robot submarino y de un equipo profesional de cámaras y fotógrafos submarinistas nos ha permitido obtener nueva información sobre importantes fondos marinos hasta ahora desconocidos”, comenta el biólogo marino Xavier Pastor. Oceana ha accedido a lugares que van desde la superficie hasta más de 300 metros de profundidad. Ello ha permitido encontrar y estudiar jardines de gorgonias, campos de esponjas, bosques de algas, prados mixtos de fanerógamas, lechos de maërl y coralígeno, etc., así como el descubrimiento de esponjas carnívoras sobre dos montañas marinas españolas.
España cuenta actualmente con más de 5.000 kilómetros de aguas marinas bajo distintas figuras de protección, pero sería necesario aumentar esta cifra hasta alrededor de 100.000 km2. Según el Convenio de Biodiversidad de Naciones Unidas, con el objetivo de frenar la pérdida de diversidad biológica en los océanos, en el 2012, al menos el 10% de la superficie marina deberá estar protegida. Pero, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, sería recomendable aumentar este porcentaje hasta un 20%-30% para cumplir este objetivo.
“No sólo es necesario la creación de nuevas áreas protegidas, sino también la ampliación de muchas de las existentes. Casi la mitad de los espacios marinos protegidos en España apenas alcanzan 1 km2 de superficie, lo que los hace poco eficientes para la conservación de determinados hábitats y especies”, indica Ricardo Aguilar, director de investigación y proyectos de Oceana en Europa y director de la campaña a bordo del Ranger.
El Gobierno español, a través de la Fundación Biodiversidad, fundación pública del Gobierno de España depdendiente del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, ha puesto en marcha un ambicioso proyecto, LIFE+ INDEMARES, que cuenta con financiación de la Comisión Europea, para
estudiar nuevas áreas potenciales para su conservación. En este proyecto, en el que colabora Oceana, se van a investigar 10 áreas marinas, entre las que se incluyen varias de las mencionadas anteriormente, para proponerlas para su protección a través de su incluisión en la Red Natura 2000. No obstante, todavía se necesitarían nuevas zonas y más superficie protegida para contribuir a los objetivos internacionales.
Por este motivo, Oceana, con la colaboración de la Fundación Biodiversidad, está analizando fondos marinos en todas las aguas españolas para poder presentar una red de espacios protegidos más completa que incluya una mayor diversidad de ecosistemas, hábitats y especies marinas. En el Mediterráneo español, Oceana ha realizado inmersiones en más de medio centenar de localizaciones, recopilándose más de 160 horas de filmación y 3.000 fotografías submarinas.
Fundación Biodiversidad